CORTÉS, HONDURAS. Hay una frase muy famosa que dice: «una imagen vale más que mil palabras», y justamente aplica a una tragedia que embarga a tres menores de edad que con lágrimas en su rostro llegaron a ver el cadáver de su padre, a quien mataron a machetazos en la colonia Jerusalén de La Lima.
Los menores se acercaron poco a poco, con sus rostros perplejos, tristes, en llanto, desconsolados e impotentes. También llegó su madre, que con lágrimas en los ojos identificó al señor como Miguel Ángel.
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Sin saber el por qué, los niños observaban a su padre muerto, ensangrentado, rodeado por varios vecinos, con elementos policiales resguardando la escena. Sus miradas se dirigían hacia las botas y gorra que portaba su progenitor, las cuales quedaron a un lado de su cuerpo.
Vendedor de helados
Aún siendo pequeños, los menores se cuestionaban la razón por la que alguien le quitaría la vida al hombre que era el sustento para ellos y que se preocupaba porque estudiaran para ser profesionales.
Miguel Ángel se dedicaba a la venta de helados, tanto él como sus hijos y compañera de hogar provienen de familias humildes, que se ganan la vida honradamente.
Ahora, sin la cabeza del hogar, esta familia tiene que buscar alternativas para salir adelante, pues viven en extrema pobreza, en una covacha y hasta han pasado días que ni siquiera comen.
El encargado de difundir esta triste noticia fue el ciudadano Ely Vallejo, quien está recibiendo donativos para la familia.
Él se ha comprometido a llevarles todo lo que la población les envíe e incluso relató que los niños le dijeron que no querían salirse de la escuela, pues al no tener a su padre, les tocará trabajar.
Colaboración para la familia
Según manifestó, ellos necesitan de todo, desde comida hasta vestimenta e incluso señaló que si alguna persona quiere ir personalmente a dejarles algo, él puede dirigirlos.
Los hondureños que deseen colaborar, pueden contactarse al número: +504 9477-9012.
La historia de esta familia ha tocado el corazón de muchos, principalmente de los miembros de la colonia Jerusalén en La Lima. Los habitantes de este sector eran los que veían diariamente al señor Miguel vendiendo los helados.
Por otro lado, como la mayoría de muertes violentas en el país, el fallecimiento del hondureño aún no se esclarece. Tampoco, es extraño decir que se desconoce la identidad de la persona que cometió el delito y que no hay avances en su caso.
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