Honduras: La esperanzadora historia de una familia en Copán

A diario se desplazan a recorrer las calles de la gran ciudad colonial , mientras su papá lleva la carreta de elotes o las nieves, sus dos pequeños tesoros le ayudan con un par de bolsitas de dulces o cacahuates a cambio del dinero de un buen samaritano.

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Bayron Ríos compartiendo junto a su padre.

SANTA ROSA DE COPÁN, HONDURAS. El sol aún no aparece por el horizonte y ya don Gerardo Ríos está levantado, tiene que preparar todo para la venta y alistar a sus dos hijos para poder llevar el pan de cada día.

Esta familia espera diariamente recoger el dinero suficiente que alcance para llevar a casa , que le sobre para ir reuniendo y poder comprarse una casita.

Sin duda es una tarea complicada, el recorrido para estos copanecos es muy largo y el calor lo hace aún más difícil, más tedioso y en ocasiones, más decepcionante.

A diario se desplazan a recorrer las calles de la gran ciudad colonial , mientras su papá lleva la carreta de elotes o las nieves, sus dos pequeños tesoros le ayudan con un par de bolsitas con dulces o cacahuates a cambio del dinero de un buen samaritano.

¡Bayron y su familia anhelan una casa propia!

Alrededor de don Gerardo y familia hay decenas de ángeles vestidos de vecinos y amigos que casi a diario aportan su grano de arena para ayudarles en su producto de venta.

Bayron y su hermano Jhon.
Bayron y su hermano Jhon.

Diario TIEMPO Digital se movilizó hacia el occidente del país para conocer a profundidad la vida de los Ríos, se nos hizo chiquito el corazón cuando los miramos en una casa muy pero muy humilde que hasta para ingresar es complejo, el pequeño Bayron, su hermanito y su papá nos recibieron muy felices, quizá para ese día lucieron su mejor traje y dejaron de vender para compartir con TIEMPO parte de su vida.

Familia Ríos.
Familia Ríos en Santa Rosa de Copán. 

Don Gerardo vivió hace muchos años en San Pedro Sula y conoció a la mamá de sus niños cuando estaba en la escuela, en la ciudad estuvo trabajando de operario, en seguridad y en una empresa de camas, luego comenzó a vender nieves en el gran parque central, con el pasar del tiempo nació Bayron, a quien definió como una bendición desde el día que vino a mundo, luego surgieron los problemas con la mamá del niño, ya que ella tenía un hijo de otro hombre y eso vino a complicar las cosas, al notar que la situación no mejoraba ella «decidió abandonarlos a su suerte», según don Gerardo; pero ambos finalmente llegaron a un acuerdo por lo que el menor se quedó con ella y Bayron de dos años de edad en ese entonces se fue con su papá.

Primera etapa de la historia de Byaron: VÍDEO: La historia de Bayron, un pequeño vendedor en Honduras

Allá por el 2003 se movió a Santa Rosa de Copán para sacar adelante a su hijo y no hacerlo pasar lo que él (don Gerardo) pasó en su infancia, siendo alguien abandonado de madre y padre, «trabajé duramente para sacarlo adelante, así como habemos hombres violentos también hay mujeres violentas y yo fui agredido tanto verbal como físicamente, a mis 40 años de edad, nunca he golpeado a alguien, a mis hijos también les digo que cuando crezcan no se atrevan a levantarle la mano a una mujer, porque si no viven bien mejor se separan» dijo Ríos.

Carreta para vender elotes.
Carreta para vender elotes.

Don Gerardo se separó y luego se compró una maquinita para hacer nieves, mientras Bayron jugaba él vendía, al mediodía lo llevaba a la escuela con comida y bien cambiado, «hoy me siento alegre con Dios porque este niño (Bayron) es mi mano derecha aunque ha sido difícil como nos ha tratado la vida», enfatizó seguidamente.

AYUDA DE SU HIJO

¿Cómo comenzó a ayudarle Bayron? Pues don Gerardo no lo indujo en primera instancia a trabajar, el menor pasaba en el parque con su papá mientras vendía, cuando necesitaba algo mandaba a Bayron a traer hielo, cucharas y otros utensilios, pero hasta allí…ya a eso de los 10 años el niño caminaba junto a don Gerardo y el troco de nieves, elotes o perros calientes, «debía andar conmigo porque no tenía quien lo cuidara, de un platillo comíamos los dos y él me ayudaba a halar una licuadora en la espalda», dijo con rostro desencajado este ejemplar hondureño.

Entrada a la casa donde viven.
Entrada a la casa donde ellos viven.

A los 11 años le compraba a su hijo cacahuate y caramelo para que le ayudase a vender ya que era necesario y sentía que el dinero que ganaba no le rendía.» Por ley Jhon Kennedy le quedó a su mamá, a él le daban el bono diez mil, pero producto de la irresponsabilidad de su madre lo terminó perdiendo, una de las cosas que más me dolía es que cuando yo lo iba a ver a Ocotepeque, lo miré algunas veces hasta haciendo comida mientras ella estaba con otro hombre en el cuarto, como padre tenía ganas de llorar, entonces él me dijo: «papi, mi corazón dice que quiero estar con usted pero no puedo por mi mami», al escuchar eso se me rodaron las lágrimas, pero contra la ley no podía hacer nada», señaló don Gerardo.

Parte del interior de la casa.
Parte del interior de la casa.

Todo indica que al pasar los días, Jhon notaba que Bayron aún con dificultades era más feliz y vivía mejor, por ello se movió hasta Santa Rosa de Copán para ir a buscar a su padre exactamente en un parque infantil y le dijo que quería irse a vivir con él. Luego de esa llana conversación entre padre e hijo, ella(su madre) decidió dejarlo «volar» y aventurarse con una pareja.

LA ACTUALIDAD
Ahora Bayron tiene 12 años y su hermanito diez, ambos le ayudan en la venta a don Gerardo aunque al inicio no estaba de acuerdo porque pensaba que les podía pasar algo, sin embargo, ahora alegres le cooperan a su papá, Bayron vende en la terminal de buses y el menor en el parque central de Santa Rosa.

Estos chiquititos venden de lunes a viernes cada uno cerca de 150, 200 y 300 lempiras diarios, los sábados venden un aproximado de 200 lempiras, parte de eso Bayron saca 30 lempiras para llevar al colegio, también su simbólica ganancia se usa para comprar ropa y útiles, ya con el dinero que también reúne su padre y hermano, se apoyan para pagar luz, agua, cable y renta que es de 1,000.00 lempiras, a ambos niños los tiene con sencillos teléfonos aunque sea para estar llamándolos que si cómo van, cómo está todo; es decir, pasa muy al pendiente de ellos.

Bayron.
Bayron Ríos. 

EL DÍA A DÍA DE BAYRON
Se levanta en horas tempranas (7:00 am), luego desayuna, se alista a empacar el producto que su papá le llevó de la bodega, a eso de las 10 de la mañana parte a vender hasta las 4:00 pm, después va a su casa a cenar, se coloca su humilde uniforme de blanco y azul para ir al colegio, del cual sale a las 10 de la noche.  «Me gusta lo que hago y sobretodo para ser alguien en la vida, estoy en primer curso y luego deseo ser piloto o licenciado, de lo que me gano ahorro 30 lempiras diarios al igual que mi hermano para comprar una casa, también de lo que gano doy ofrendas entre 5-10 lempiras en la iglesia para Dios. Vendo en los buses y si veo que no hay mucho movimiento me voy para el mercadito «Lidia» donde siempre me compran y a veces me regalan pisto»; dijo con encanto Bayron.

¿Cómo «le» haces para vender tanto?
«Uso la labia jeje, si miro que un muchacho está con su novia, aprovecho a venderle porque se que no se negará».

¿Qué se te viene a la mente mientras cargas una bolsa de dulce y miras un niño jugando? No me pongo a pensar en eso, si es un niño pobre como un vendedor de basura, le regalo dulces, confieso que a veces si me gustaría jugar como ellos, pero mi vida es diferente, lo que si hago es ir a jugar pelota los sábados con los demás vendedores, soy buen delantero, admiro a Messi y a Bayron Méndez jeje», acotó el pequeño Bayron.

Jhon.
Jhon, hermano de Bayron. 

«A veces me siento con pena porque he llegado a lugares donde me preguntan: ¿usted es el papá de nayito? Nos dan comida y bebida, en ese momento yo siento una nudo en la garganta y siento deseos de llorar de la alegría porque sí quieren a mi hijo. Dios es maravilloso, en sus inicios yo le puse los pañales y ahora ya está criado así como mi otro niño, sueño que ellos sean grandes profesionales, verlos concentrados en las cosas de Dios y que prediquen su palabra, quiero que sean útiles para la sociedad y que aprendan a hacer algo diferente porque de vender esto no tandrán un buen futuro», comentó don Gerardo.

Agregó: «tenemos algunas deudas pero allí vamos avanzando para cancelarlas, vivimos en pobreza, pero en nuestro corazón hay felicidad, en el hogar no nos falta la comida por más humildes que seamos, aunque sea tortillita con frijoles tenemos».

De acuerdo a lo textualizado por ellos, la madre de Bayron y Jhon no los mira con frecuencia ni pregunta por ellos, pero don Gerardo destaca que le da gracias a Dios porque permitió usar el vientre de ella para tener sus dos maravillosos hijos.

Don Gerardo.
Don Gerardo.

«Aquí en Santa Rosa todos nos conocen , pero no me voy a confiar de dejarlos completamente solos pensando en la seguridad de aquí, le reitero, estoy agradecido con Dios por mis hijos, que sin ellos mi vida no tendría sentido»; puntualizó casi entre lágrimas don Gerardo.

 

Bayron Adonay Ríos, su hermano menor y su padre, se aventuran todos los días en la calle y negocios, a toda hora del día, bajo un sol abrasador o bajo la lluvia más cruel,aunque algunos crean que son niños sin infancia, la situación para ellos no es fácil, los tres se ven obligados a un mundo que en verdad no les corresponde ni pertenece; sin embargo, se adaptan a la lucha, van solos por la ciudad, la recorren, la conocen quizá más que nadie, la exprimen en vivencias, hasta la deben querer, pensamos a veces.

Esta familia se merece algo mejor, algo que cubra las suficientes necesidades como una casita, que por las noches no miren el cielo tan de cerca como su techo y que el clima frío no los arrodille antes los obstáculos. A veces no podemos entender, no queremos entender que familias como esta, están prácticamente solos en la vida, que niños como Bayron y Jhon en lugar de trabajar deberían de estar jugando, que valientes hombres como don Gerardo, en lugar de estar vendiendo en la calle, pudiese tener otro trabajo que les cambiase su estilo de vida.

Bayron mu sonriente suriente durante la entrevista.
Bayron mu sonriente suriente durante la entrevista.

Sin duda, esta familia sabe recorrer sus dominios con absoluta seguridad, se unen para llevar el alimento a la casa (la cual es rentada por un conocido), saben qué negocios les comprarán lo que no pudieron vender temprano, conocen el dinero, lo manejan y negocian para sobrevivir.

Qué pena infinita, qué dolor tan grande que sus dominios no sean el patio de una escuela, que no se agrupen en aulas y que no duerman en una buena cama, pero don Gerardo no se deja robar de la vida lo más hermoso y aquello que jamás vuelve…momentos lindos con sus hijos.

Ahora les invito ofrecerles una sonrisa, algo de comer y dinero por poco que sea, podemos colaborar con ellos y devolverles de una u otra forma lo que tan injustamente les ha sido arrebatado: una vida más cómoda y sin sufrimiento económico. Aprendamos a responder una pregunta que Jesús nos hace siempre “¿y dónde está tu hermano?” Sepamos que también está allí, en niños como Bayron y Jhon con expresión adulta y en hombres como don Gerardo que se prenden del gallaje para enfrentar la vida, no estará en nosotros cambiar las políticas sociales, pero seguramente si de verdad aprendemos a ver “un hermano” en cada uno de esos necesitados con camisa sencilla y zapatos humildes… algo importante cambiará.

PlantillaEntrevistaDOnGerdad

IMPORTANTE

-Si usted desea colaborarle económicamente lo puede hacer a través de Banco Azteca a nombre de Gerardo Ríos: 41450102169269

Teléfono del padre de Bayron: 97009710

Lo que más necesitan es una casa propia.

-Correo del periodista: jerson.trigueros@tiempo.hn (9559-5733)

Conmovedoras imágenes en vídeo: