LA ENTREVISTA – Jose Luis Rivera: «Era el niño raro de la clase»

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Jose Luis Rivera Sagastume, de 60 años, es el nuevo presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa (CCIT).

TEGUCIGALPA, HONDURAS. Se crió en una finca, con una vida social atípica y alejado de los reflectores. Tomó, por ejemplo de su padre, el hábito de trabajar desde los diez años.

Para conocer más sobre Jose Luis Rivera Sagastume, inyéctese una carga de energía positiva. Si algo dejó claro en su charla exclusiva con TIEMPO DIGITAL es su disgusto por las personas negativas.

Con la resolución de problemas como bastión de superación, escaló. Se convirtió en un poderoso empresario de las telecomunicaciones que aportó a la tecnificación de nuestro país.

Aunque a sus 60 años su pensamiento va por tener más nietos, su vida profesional no acaba. Recién se le nombró presidente de Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa (CCIT).

Le encanta el vino y, aunque nuestra conversación con él no se dio en el marco de su pasión por esa bebida, se sintió cómodo para hablar tal como le gusta: directo, diciendo «las cosas como son».

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Un niño singular

Rivera Sagastume nació en Tegucigalpa en 1960. Dado que no vivió sus primeros años en el casco urbano, no jugó y compartió tanto con otros infantes. Es más, se involucró, de una u otra manera, desde muy temprano en el ámbito laboral.

«Con mi familia vivíamos alejados de la ciudad, mi vida social no era tan activa como la de otras personas. Me crié en una finca, conocí el campo», comenzó contando.

Seguido, añadió que aprendió el hábito de trabajar porque, desde que cumplió su primera decena de años, su padre lo incitó a acompañarlo a su empresa de rótulos. Él desconocía el rubro, pero, de a poco, aprendió el «teje y maneje» de las máquinas.

Empleó tiempo para aprender de su progenitor, pero no dejó a un lado las enseñanzas escolares. Eso sí, gozaba de un ambiente sano, que le permitía divertirse sin malicia en su alrededor.

«En mi época de colegio tomaba un bus de ruta y costaba diez centavos. Caminábamos (con sus compañeros) por el centro, también por Comayagüela. No existía maldad ni la preocupación por seguridad«, recordó.

Ahora bien, el pequeño Jose Luis, ¿qué quería ser de grande? Seguro usted pensaría que, en la imaginación de un niño, habría querido ser un policía, un maestro o tal vez un doctor.

Hasta él mismo considera que su elección era muy «sofisticada» para un pequeñuelo. No obstante, no era una simple niñería. Llevó ese pensamiento a la realidad.

«Quería ser Ingeniero en Electrónica. Sonaba sofisticado pero a mí me gustaba ver los avances tecnológicos. Me tocó ver la llegada del hombre a la luna. A través del tiempo, me desarrollé en eso que quería», relató.

Siempre amó, y tenía facilidad para, las matemáticas. Por tanto, su anhelo de convertirse en ingeniero no era descabellado.

Vida académica 

¿Clase de español? Ehh, siguiente. Las letras nunca fueron de la predilección de Rivera. En cambio, los números siempre fueron sus amigos.

«No era el mejor de la clase, pero tenía una facilidad enorme por las matemáticas, me fascinaban. Era terrible con las letras, aún en la universidad, las clases sociales no eran mis preferidas», describió.

Antes de culminar su educación básica, desarrolló un proyecto que consistía en crear una pequeña computadora. Lo logró.

Incluso, su afición informática lo orilló a comprarse una computadora portátil. Sí, portátil, aunque, en ese entonces, las dimensiones de esa palabra eran distintas. Ese ordenador pesaba 27 libras.

«Yo era el niño raro de la clase. Era el que me atrevía a llevar ese montón de libras al aula para hacer algún proyecto» remembró, entre risas.

La travesía de su vida continuó para verlo graduarse de Ingeniería Eléctrica y sacar un posgrado en Ingeniería Industrial.

Un legado innegable en las telecomunicaciones

Luego de obtener sus títulos, llegó a Televicentro. Pasó por un internado y luego llegó a ser el gerente técnico. Cuando estuvo en esa empresa, recuerda, sólo contaban con dos cámaras y una unidad móvil.

Sus habilidades y conocimientos permitieron un crecimiento de la compañía. En una ocasión, José Rafael Ferrari le pidió que fuera él, uno de los responsables de montar el show de la Teletón en 1987 y, por si fuera poco, que formara parte de la junta directiva de esa fundación.

Trabajó con el mandamás de esa corporación por varios años, por lo que lo recuerda con mucho cariño y respeto.

Junto a Ferrari crearon la empresa Multidata que fue la primera compañía de datos con gran señal del país.

Tiempo después participaría en la primera campaña de cable profesional en Honduras llamada Multivision. Además, fue pionero en la traída de servicio de internet a la nación hondureña.

«Nos costaba un dineral traer dos megabits (unidad de información) al país. Alrededor de 30 mil dólares valió esa hazaña», expresó Rivera, con satisfacción.

Enemigo del pesimismo

El sexagenario empresario se describe a sí mismo como una persona en quien no caben los pensamientos negativos y siempre se mantiene en búsqueda de solventar los problemas.

«Soy alguien muy positivo y siempre veo hacia adelante. Los problemas los tenemos todos, sean fáciles o difíciles tenemos que afrontarlos día a día. Si se tiene dinero, se tiene problemas, si no se tiene dinero igual se tiene problemas, es parte de la vida» explicó Rivera.

«Enfrentar los problemas nos lleva a superarnos», remarcó.

Todos conocemos a alguien que tiende a ver las cosas desde un prisma negativo. No sabemos por qué, pero en la vida siempre nos topamos con personas que parecen que nadan en una mar de negatividad y que no pueden ver más allá.

Desde su punto de vista, todos podemos evitar sentir tan desagradables emociones al intentar ser mejores seres humanos y, sobre todo, cuando pensamos  en ayudar a los demás; incluso, Rivera tiene su propio dicho.

«Los problemas difíciles los resolvemos hoy, los imposibles los vamos a resolver  mañana» manifestó Rivera con una genuina seguridad.

Un trotamundos entre deliciosos platillos

Los viajes forman parte del día a día de este ingeniero eléctrico, quien se declara amante  de la comida y el vino.

Jose Luis confesó que en cada viaje aprovecha al máximo el poder conocer la cultura y gastronomía del lugar y al mismo tiempo poder lograr buenos negocios. Eso lo entretiene, eso le gusta.

La pasión por la comida corre por las venas de su familia; su hijo es chef, y su esposa, a su criterio, es una excelente cocinera. Sin embargo, comenta, con buen sentido del humor, que la cocina no es lo suyo.

La piedra en el zapato

El protagonista de esta pieza es sin duda una persona tranquila. Ama compartir y el crear vínculos de confianza es muy por importante para él. Además, vive fascinado de Honduras y de su clima.

Sin embargo, además de las personas negativas, hay algo más que Rivera no tolera: la mala fe.

«No acepto la mala fe; todos cometemos errores, pero cuando hay mala fe, si sucede una vez seguirá sucediendo. Alejémonos de esas personas», sentenció.

Otro aspecto le disgusta es la inseguridad que aqueja al país y sueña con verla suprimida.

¿Cómo defiende un empresario, a los empresarios?

Amasó un historial de trabajo en las telecomunicaciones y en la dirección de las mismas. Confía plenamente en la empresa privada y la defiende a capa y espada.

«Hay gente que critica a los empresarios y en su vida no han creado ni podido mantener su propio empleo. Todos somos empresa. El 95% de la fuerza laboral está en la empresa privada o emprendimiento privado», aseveró.

«Todos tenemos un fin común, crear un medio de subsistencia. Si creamos un excedente, fantástico eso nos sirve para el futuro, para mejorar nuestro nivel de vida. Eso es lo que queremos», añadió.

Directo, pero cauteloso y mesurado

Por otra parte, cabe destacar que este empresario no anda con «pelos en la lengua». Sabe medirse, pero no se anda por las ramas.

«Digo las cosas como son. Tengo la ventaja que lo hago con diplomacia. Mis amigos me lo agradecen. Hay gente que dice las cosas pero de forma pesada y malintencionada».

Para concluir la charla, le consultamos si le gustaría involucrarse en política. Contestó directamente que no. Su consideración es que quizá la nueva generación de personas puede tener un pensamiento. Actualmente, «estamos con revanchismo, viendo oportunismo, no ven el trabajo como un servicio a nuestro entorno, a nuestro país», opinó.

Ahora sabemos más sobre este icónico personaje que mandará en la Cámara de Comercio. ¿Cómo le irá en esta nueva faceta? Los rasgos de su personalidad nos permiten hacernos una idea.