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viernes, marzo 29, 2024

LA ENTREVISTA – Edmundo Orellana: Decir que hay justicia en Honduras sería una gran mentira

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TEGUCIGALPA, HONDURAS. El ex Fiscal General de Honduras, Edmundo Orellana, afirmó en una entrevista exclusiva a TIEMPO Digital manifestó que con los indicadores en el país, decir que hay justicia sería una gran mentira.

Además, Orellana expresó que ha llegado a una edad «en la que los miedos van desapareciendo para dar paso a la convicción de que de nada sirve resistirse ante lo inevitable».

También ha destacado como un prolífico escritor, especializado en la disciplina de las Ciencias Jurídicas y Política. Orellana ha escrito sobre temas sociales y cuenta con centenares de artículos en diarios nacionales y revistas especializadas.

Cabe recordar que el doctor Orellana es catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras desde 1976. Además, ha desempeña diversos cargos como funcionario al servicio del Estado.

Entre los más destacados: Magistrado de la Corte de Apelaciones de lo Contencioso Administrativo de 1988 a 1994. Asimismo, fue electo por el Congreso Nacional como Fiscal General de la República, cargo que desempeñó de 1994 a 1999.

En 1999 fue nombrado Embajador Representante Permanente de Honduras ante la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva York.

¿Dónde y cuándo nació?

En Juticalpa, Olancho, un día de octubre de 1948.

¿Cómo recuerda su infancia?

En una ciudad marcada por lo rural, los juegos de los niños y la cotidianidad de un adolescente se rigen por los patrones sociales de ese tipo de comunidades, en donde se privilegia la solidaridad, la lealtad, el respeto a los mayores y la obediencia a la autoridad de los padres y de los maestros y, en general, de los mayores. En ese ambiente se desarrolló mi infancia y parte de mi adolescencia.

¿Quiénes fueron sus padres y cuál es el mejor recuerdos de ellos?

Mi padre era Abogado y mi madre maestra. Ambos me enseñaron las fórmulas de la convivencia social, orientándome y disciplinándome. Soy lo que sus enseñanzas me prodigaron, en lo personal y en lo social. Para mí, fueron los mejores padres.

¿Qué es para usted la justicia?

Es un valor que se manifiesta en la aplicación objetiva e imparcial de los criterios para juzgar a los demás, concediendo la razón o el derecho a quien acredite tenerlo.

¿Cómo descubre su vocación?

Quizá influyó el que mi padre fuera Abogado y la forma en que el atendía sus clientes, siempre evaluando con profesionalismo la pertinencia de asumir el caso. Para ilustrarlo: en una ocasión llegó una señora muy importante del pueblo, en un mar de lágrimas, a solicitar que presentara la demanda de divorcio a su esposo. Mi padre la atendió cortésmente y una vez calmada la señora, le dijo que estudiaría su caso, que regresara dentro de quince días. Luego que se fuera la señora, le pregunté por qué tanto tiempo, si era un caso fácil, y él me respondió que estaba seguro de que no volvería porque su comportamiento estaba impulsado por la ira. Y así ocurrió.

¿Dónde realizó sus estudios?

En Honduras y en Italia.

¿Qué le hace reír?

Me río mucho de mí mismo. Generalmente tengo buen humor.

¿Cuál es su película favorita?

Amarcord.

¿Cuál es su libro favorito?

No tengo uno. Pero disfruto mucho los de historia, biografía y filosofía.

¿Cree en Dios?

Le respondo con palabras de Einstein, cuando respondió al rabino Herbert S. Goldstein sobre si creía o no en la existencia de Dios: “Creo en el Dios de Spinoza, quien se revela así mismo en una armonía de lo existente, no en un Dios que se interesa por el destino y las acciones de los seres humanos”. Y si soy un hombre de fe.

¿Cuál es su mayor miedo?

He llegado a una edad en la que los miedos van desapareciendo para dar paso a la convicción de que de nada sirve resistirse ante lo inevitable.

¿A quién admira?

En la historia a muchos, en mi vida personal a mis padres. A todos porque han sido fuente inagotable de enseñanzas con sus ejemplos y consejos.

¿Cual es su sueño más grande?

Ver a mis nietos graduándose en la universidad.

¿Está casado?

Sí estoy casado, con cuatro hijos, cuatro nietos y uno por venir.

Edmundo Orellana
Edmundo Orellana, esposa e hijos.
¿Cómo es la intimidad en su hogar?

Sencilla, pero muy vívida, en la que fluye intensamente la comunicación, la consideración y respeto por la pareja, y, sobre todo, amor, mucho amor.

¿Cuales son las actividades que más le gusta hacer en su hogar?

Platicar con mi esposa y leer.

¿Existe la justicia en Honduras?

Con los indicadores de inseguridad jurídica, pobreza, desempleo, discriminación y explotación que privan en el país, decir que hay justicia sería una gran mentira.

¿A su criterio se aplican correctamente las leyes en el país?

No se puede generalizar. Sin embargo, son más las quejas que el reconocimiento de que los tribunales actúan correctamente. Por eso, los empresarios tienen su propia trinchera desde la que resuelven sus problemas, mediante el arbitraje. Y lo más penoso, es que ahora hasta el Estado ha decidido acudir al arbitraje, como aceptando que sus tribunales no son confiables.

Si pudiera cambiar algo en el mundo… ¿Qué sería?

Todo lo indeseable desaparecería con el simple hecho de que nos respetáramos mutuamente.

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