Karen Mejía, la defensora hondureña que resuena en campaña mundial

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2012

San Pedro Sula, Honduras. – Queda claro que defender los Derechos Humanos en Honduras es una profesión de alto riesgo. Karen Mejía lo sabe, pues lo ha vivido en carne propia. Le ha tocado aprender a manejar ese riesgo que nunca cesa del todo cuando hablamos de nuestro país.

Desde la muerte violenta de Berta Cáceres, el panorama no es muy alentador para defensoras de Derechos Humanos como ella, ciertamente Berta no fue la primera; pero tampoco hay garantías de que haya sido la última víctima.

Karen Mejía en «We Are All Human Rights Defenders»

Pero independientemente de quien gobierne, Karen Mejía siempre tendrá una profesión que resultará incómoda para los gobernantes. En este marco, la también abogada de 33 años, ha sido incluida como la voz de la mujer hondureña en una importante campaña mundial titulada «We Are All Human Rights Defenders».

La campaña es impulsada por «Justice and Peace», organización con sede en Países Bajos. La misma, durante cuarenta y cinco años ha promovido activamente el respeto de los Derechos Humanos, la dignidad, la solidaridad y la justicia social en todo el mundo.

Acerca de la campaña

«Cada persona puede hacer un cambio. No importa su edad, sexo, creencias, educación, profesión, situación social o antecedentes. No importa a qué escala. Usted es un potencial creador de cambios, dispuesto a ayudar a los demás. Todos somos defensores de los derechos humanos. ¿Te unes a nosotros?», se lee en la página oficial de Justice and Peace.

Para Justice and Peace, «estos pacíficos creadores de cambios se llaman rebeldes, activistas, héroes, alborotadores, disidentes, espíritus libres». La organización señala que también son catalogados como «idealistas, radicales, excéntricos, revolucionarios, a veces incluso traidores o enemigos del estado». Sin embargo, la organización los llama por su nombre: defensores de los Derechos Humanos.

Karen Mejía, la entrevista

Diario Tiempo: – ¿Qué representa para vos como defensora y como mujer hondureña ser parte de esta campaña de Peace and Justice?

Karen Mejía: – Representa una oportunidad nunca antes imaginada de aprendizaje, de potenciar mis saberes en seguridad integral. Tuve la oportunidad de conocer organizaciones que respetan el trabajo que con mucho esfuerzo se hace desde las condiciones que vivimos las y los hondureños.

También tuve la oportunidad de estudiar y de conocer otra cultura (Karen estuvo en Países Bajos por un tiempo) que privilegia la libertad en todos los sentidos. Esa libertad se manifiesta en salud sexual y reproductiva, en diversidad sexual, en libertad, políticas de drogas en armonía con los más altos estándares.

Allí no precisan militarización para combatir las drogas. Conocí una cultura con acceso a la justicia y que prioriza la educación y el arte en su más alta dimensión. Ámsterdam me hizo ver que era posible la coexistencia de forma pacífica sin represión policial o militar. Allí el feminismo es parte integral de las políticas públicas.

«A menudo se nos dice desde el Estado o la sociedad que defendemos delincuentes»

Espero que esta historia de vida, pueda ilustrar sobre el día a día de quienes decidimos defender la vida. A menudo se nos dice desde el Estado o la sociedad que defendemos delincuentes. Vivimos con un Estado que criminaliza, ningunea y agrede de múltiples formas un trabajo valioso para la liberación de los pueblos.

Pude ser recibida por autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores, la Municipalidad de Ámsterdam y autoridades académicas de la Universidad de Ámsterdam. Hice visitas a la Corte Penal Internacional y a la Corte Internacional de Justicia en la Haya. Junto a otras personas definimos estrategias para priorizar nuestras demandas.

Diario Tiempo: – ¿Cuáles son los principales retos que enfrentan defensoras de Derechos Humanos como vos?

Karen Mejía: – El principal reto que enfrentamos es la criminalización y los ataques de parte de las autoridades policiales y militares. Ellos representan el 80% de quienes nos agreden, desde el Presidente de la República que en cadena nacional afirma irresponsablemente que colaboramos con el crimen organizado; hasta la Policía Nacional en conjunto con las Fuerzas Armadas que no respetan los derechos más fundamentales de las defensoras de la tierra.

Por ejemplo, la impunidad en la que se encuentran los casos de violencia hacia las y los defensores son motivo de preocupación para Naciones Unidas y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Estamos encabezando las estadísticas en cuando a agresiones se refiere, Global Witness lo ha dicho. Pero a pesar de eso no se mueve nada y la población sigue en situación de pobreza extrema alcanzando casi un 70%.

«La gente seguirá manifestándose y es hora que se le escuche»

La crisis estructural ataca la salud, la educación, el acceso al arte y la cultura. Además de lo más delicado, el derecho a la libertad de expresión. La crisis ataca el derecho a ser gobernados bajo parámetros de buen gobierno. Uno que respete la Constitución de la República y los Tratados Internacionales. Por ejemplo, existen múltiples demandas de juicios políticos para los actuales gobernantes. Pero esos reclamos del pueblo en el diario vivir, se combaten con gases lacrimógenos o con balas. La gente seguirá manifestándose y es hora que se le escuche, para eso trabajamos . Trabajamos para construir el país que merecemos nosotros y nosotras y las futuras generaciones.

Ha sido difícil abrirse camino cuando enfrentas amenazas a muerte por llevar algún caso. Cuando por razones de seguridad no podés movilizarte libremente. Cuando te encarcelan sin darte derecho a la defensa y cuando he vivido el horror de ver que han matado a mis compañeros y compañeras. Es difícil cuando exigís justicia y hasta personal de la Corte Suprema de Justicia «extravía expedientes». Es difícil cuando en el Ministerio Público lidera las denuncias por falsos delitos en nuestra contra.

Como profesional he estado siempre organizada, he trabajado de la mano de organizaciones sociales y políticas que buscan la verdad a pesar de todo. He trabajado con verdaderos gigantes en la lucha por construir condiciones más dignas de vida, mis maestras de la vida; las feministas.

Diario Tiempo: – En tu participación en «We Are All Humans Rights Defenders» manifiestas tu preocupación de que las mujeres hondureñas crezcan en un ambiente hostil para su género ¿Cómo crees que podría lograrse un cambio orientado hacia el respeto de la mujer?

Karen Mejía: – Para erradicar la violencia contra las mujeres necesitamos un Estado que cumpla con su responsablidad estatal. Esa es la de respetar los Derechos Humanos de las mujeres. Donde la violencia no sea tolerada en la esfera pública y privada. Donde los mecanismos existentes se doten de recursos, humanos, técnicos y financieros. Además, donde se articulen para investigar, sancionar y también eliminar las consecuencias en la salud, física, mental y la situación de riesgo que enfrentan las mujeres que sufren violencia, feminicido y desaparición.

Diario Tiempo: – ¿Es difícil ser mujer en Honduras?

Karen Mejía: – Ser humano en Honduras es difícil y ser mujer es doblemente difícil. Enfrentas una tolerancia hacia la violencia alta, por la sociedad, por nuestras parejas, por las autoridades. También por los medios de comunicación quienes a menudo exhiben nuestros cuerpos mutilados en primera plana. Hay una cultura de normalización de la violencia, el acoso sexual en los espacios públicos y donde la iglesia interviene. Interviene para que no gocemos de salud sexual y reproductiva. Esto cuando necesitamos decidir si ocupamos anticoncepción de emergencia o aborto cuando nuestra vida está en riesgo. Se escucha más a la iglesia que a la Organización Mundial de la Salud. El derecho a la libertad religiosa existe pero no podés imponer esos criterios a las mujeres. Especialmente las que buscan defender su vida, se debe privilegiar a la ciencia para emitir leyes.

Esto es preocupante, porque en nombre de la religión se santifica incluso la impunidad y las obras de los corruptos. Es necesaria una separación para garantizar la igualdad y no se impongan fundamentalismos religiosos.

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