Redacción. Mientras la población se levanta cada día con la esperanza de encontrar un poco de agua, la capital afgana enfrenta una emergencia que podría convertirla en la primera ciudad moderna del mundo en quedarse completamente seca.
La crisis se agrava a diario. Familias como la de Raheela, madre de cuatro hijos, sobreviven dependiendo de camiones cisterna o haciendo largas filas en mezquitas para llenar baldes.
“No tenemos acceso a agua potable en absoluto”, dijo a CNN. Cada litro cuesta más, y el esfuerzo por conseguirlo consume tiempo, energía y recursos esenciales.

Kabul depende casi por completo de acuíferos subterráneos, pero el crecimiento poblacional, la extracción descontrolada y el cambio climático han reducido los niveles de agua hasta 30 metros en solo una década, según Mercy Corps.
Pozos secos y contaminados
Casi la mitad de los pozos de la ciudad ya están secos y el 80% del agua que aún fluye está contaminada.
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Los que no pueden pagar un pozo o comprar agua tratada hierven lo poco que consiguen, mientras lidian con enfermedades estomacales recurrentes.
“A menudo nos enfermamos solo por cepillarnos los dientes”, dijo Sayed Hamed, residente del barrio Taimani.
Además del impacto sanitario y económico, la crisis hídrica afecta profundamente a mujeres y niños. Niñas y madres recorren la ciudad bajo estrictas restricciones del régimen talibán, expuestas al acoso, solo para conseguir algunos litros. Muchos niños han dejado la escuela para ayudar a recolectar agua, atrapados en un ciclo de pobreza.
La situación se agrava por el colapso institucional. La toma del poder por parte de los talibanes en 2021 paralizó gran parte de la ayuda internacional.
Recientemente, Estados Unidos congeló fondos clave para agua y saneamiento, dejando a miles sin respaldo.

Si las tendencias actuales continúan, Kabul podría quedarse sin agua subterránea antes de 2030. “No es solo una crisis hídrica, es una crisis sanitaria, económica y humanitaria”, advierte Mercy Corps.
Ante la falta de soluciones reales, muchas familias contemplan abandonar la ciudad. “No nos quedará otra opción que volver a ser desplazados”, dijo Raheela. “¿Adónde iremos ahora? No lo sé”, cerró.