Redacción. En Honduras, su nombre aún no ha hecho eco, pero en Estados Unidos este hondureño de 29 años ya cuenta con un prestigioso lugar en el mundo de las artes, pues su destacado trabajo como curador en eventos no pasa desapercibido.
José Giddel Alvarado Castro es originario de La Ceiba, Atlántida. Por una de esas jugadas del destino migró a Estados Unidos, donde comenzó a trabajar en pequeñas actividades artísticas.
Poco a poco se abrió camino en este mundo tan competitivo, y ya ha tenido la oportunidad de coordinar y montar importantes shows para artistas estadounidenses y de otras nacionalidades.
No obstante, llegar hasta allí no fue fácil, pues antes la vida lo empujó a situaciones difíciles que, por otro lado, lo han ayudado a crecer como ser humano y profesional.
Talentoso catracho
José tiene una licenciatura en Contabilidad y Finanzas por la Universidad Tecnológica Centroamericana (UNITEC), así como una maestría en Administración de las Artes por la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY Baruch).
Aunque nació en La Ceiba, pasó la mayor parte de su infancia en San Pedro Sula, ciudad de la que guarda un buen recuerdo, puesto que allí vivió muy buenos momentos con su familia.
En 2018, tras finalizar sus estudios universitarios, se mudó a Nueva York para sacar una maestría en administración de empresas artísticas y culturales. Allí se convirtió en un curador de arte, es decir, se preparó académicamente para encargarse del cuidado y conservación de obras de arte, su exhibición y presentación al público.
Sobre el cambio de culturas al mudarse desde Honduras al país de las barras y las estrellas, el curador explicó que no fue muy complicado para él adaptarse, pues desde su tierra natal se había familiarizado con la cultura estadounidense. «Siempre es difícil mudarse a otra cultura, pero estaba alegre de hacerlo para seguir con mi carrera profesional», admitió José.
Actualmente, el hondureño trabaja para la reconocida empresa multinacional THE OFFICE performing arts + film.
Una apasionante carrera
Sobre su carrera en las artes, aseveró que es una pasión que nació con él. Además, considera que su recorrido académico lo ha ayudado a crecer en todos los sentidos.
«El curador es la persona que, por ejemplo, seleccionó todas las piezas de un museo, porque cada pieza tiene una historia. Mi trabajo es lo mismo, sólo que lo hago para las artes escénicas«, expuso.
En torno a eso, precisó que tiene a su cargo 17 escenarios, los cuales se distribuyen en Estados Unidos y varios países de Europa.
De igual interés: Dunia Molina: madre, periodista y artesana de accesorios únicos
«Mi trabajo es seleccionar los mejores shows, las mejores piezas de arte escénico -ya sean películas, música, poesía o teatro- siempre y cuando cuenten una historia», profundizó.
La experiencia de José se centra en la intersección de las artes, la cultura y su impacto social. Ha trabajado con artistas e instituciones culturales en todas las disciplinas, en las que ha explorado temas de justicia social, cambio climático, la relación entre la humanidad y la naturaleza, la crisis de los refugiados, la preservación de las tradiciones folclóricas en la música, la desigualdad de género en la música, la relación entre las comunidades indígenas y su tierra, y la participación de las comunidades latinas en espacios de arte y cultura.
“Me gusta la idea de poder representar a nuestro país en esta industria, ya que está en desarrollo y tiene mucho potencial. Hay mucho talento en Honduras y en Centroamérica”, expresó José, entusiasmado.
El golpe de la pandemia al arte
En el 2020 se desató un evento que puso de rodillas a todo el mundo. La pandemia de la COVID-19 ya se acabó como una emergencia, pero las consecuencias siguen palpables. En su momento las restricciones para evitar la expansión del virus a nivel global tuvieron un fortísimo impacto en las artes escénicas, explicó el experto en arte.
Para la industria cultural, que entre el 2020 y 2021 representaba una fuente de empleo para unas 30 millones de personas en el mundo, la pandemia también fue una dura temporada.
José Alvarado recordó que para todos los profesionales que se dedicaban a las actividades artísticas fue una dura tarea trabajar durante la pandemia. Pero en particular las artes escénicas se vieron seriamente afectadas.
A pesar de los estragos, el hondureño se mantuvo positivo. «Fue algo difícil para todos, pero nos ayudó a explorar el mundo de manera virtual. Y se crearon también nuevas oportunidades gracias a las herramientas digitales», puntualizó.
José invitó a los hondureños a no tener miedo de perseguir sus sueños y que, por más inalcanzables que parezcan, con perseverancia y esfuerzo se pueden cumplir. «Uno debe soñar muy alto siempre», aconsejó el experto en arte escénico, quien recomendó «que no se den por vencidos y siempre sigan su instinto«.
Vea la entrevista completa: