Ruy Díaz Díaz
La acumulación originaria de capital implicó procesos de mercantilización- privatización de la tierra y expulsión forzosa de las poblaciones campesinas; la conversión de diversas formas de derechos de propiedad (común, colectiva, estatal) en derechos de propiedad exclusivos; la desaparición del derecho a los bienes comunes; la transformación de la fuerza de trabajo en mercancía y la supresión de formas de producción y consumo alternativas.
La violencia (compañera histórico de la acumulación originaria) fue parte de los procesos coloniales, neocoloniales e imperialistas de apropiación de activos (particularmente de la tierra) incluyendo los recursos naturales; la monetización de los intercambios y la recaudación de impuestos, el tráfico de esclavos, la usura, la deuda pública y el sistema de crédito. El Estado adquirió y todavía mantiene el monopolio de la violencia respaldando y promoviendo estos procesos.
Mientras tanto, la acumulación por desposesión (concepto acuñado por David Harvey) que consiste en el uso de métodos de la acumulación originaria de capital para mantener el sistema capitalista, mercantiliza ámbitos de creación relativamente recientes como los sistemas de previsión y jubilación; los ahorros de la banca privada y los sectores telefónico, energético y de transporte que originalmente pertenecían al Estado.
El término aludido, según David Harvey, define los cambios neoliberales producidos desde 1970 y que están guiados por prácticas que tienen su raíz en la privatización de la propiedad comunal y redistribuciones estatales de la renta. En Honduras, el proceso inicia con Rafael Callejas en 1990, aunque es exacerbado por el actual gobierno de JOH.
La acumulación por desposesión se caracteriza, entre otros, por la estatización de deudas del sector privado y aumento de deuda pública, expulsión del campesinado a favor de las grandes corporaciones alimentarias y de generación de energía eléctrica y devaluaciones agresivas que posibilitan las transferencias de riquezas de un sector a otro.
De esta manera, mientras que la acumulación originaria supuso la implantación de un nuevo modo de producción, al desplazar al feudalismo, la acumulación por desposesión tiene por objetivo mantenerlo, repercutiendo negativamente en los sectores empobrecidos al profundizar las prácticas depredadoras y fraudulentas del capital, llegando a los extremos de corrupción sin precedentes que se están viviendo en Honduras.
En este sentido, la acumulación por desposesión representa la manifestación más inhumana de la ganancia. Bajo esta lógica se incluyen toda una serie de operaciones financieras y privatizaciones (muchas de ellas fraudulentas) que no son más que la manifestación moderna de la violencia que acompañó a la acumulación originaria del capital, cubierto con el manto ideológico del neoliberalismo y los mercados auto regulados que conllevan la depredación de la fuerza de trabajo y de la naturaleza, aspectos que ponen en riesgo la existencia misma de nuestra especie tal como la conocemos.
