REDACCIÓN. La celebración del Año Nuevo 2025 en Japón quedó marcada por un evento inolvidable: el lanzamiento del fuego artificial más grande del mundo en la ciudad de Nagasaki. Este coloso de 420 kilos, transportado con la ayuda de una grúa y alojado en un tubo de mortero del tamaño de un túnel, iluminó los cielos con una explosión espectacular que dejó a miles de espectadores sin aliento.
Japón, reconocido por su maestría en la pirotecnia, demostró una vez más por qué los fuegos artificiales son una parte esencial de su identidad cultural. Durante la noche, diversas ciudades del país se unieron a la tradición con exhibiciones de gran escala, destacándose Katakai, en Niigata, donde impresionantes fuegos de más de un metro de altura llenaron el cielo con explosiones de hasta 800 metros de ancho.
Sin embargo, la estrella de la noche fue el lanzamiento de un artefacto monumental que emuló la explosión de una bomba en el cielo. Los espectadores se maravillaron con su poder y belleza. Este evento no solo celebró el inicio de un nuevo año, sino también la habilidad y dedicación de generaciones de artesanos japoneses que han perfeccionado el arte de la pirotecnia a lo largo de más de 400 años.
El Yonshakudama: un festival de tradición y orgullo
En Japón, los fuegos artificiales no son simples espectáculos visuales; son un legado transmitido de generación en generación. Este país celebra cada año el festival Yonshakudama, una oda a la pirotecnia y a la habilidad artesanal que lleva hasta un año de preparación.
El evento en Nagasaki se sumó a esta rica tradición, elevándola a niveles sin precedentes y consolidando a Japón como líder mundial en este arte. Con el lanzamiento del fuego artificial más grande del mundo, el Año Nuevo 2025 comenzó con una explosión de luz, color y emoción. Este evento quedó grabado en la memoria de todos los que tuvieron la suerte de presenciarlo.
¡Japón nos recordó que los sueños más grandes siempre pueden alcanzar el cielo!