Redacción. Al menos 131 personas han fallecido, incluyendo 70 adultos y 36 niños, debido a las devastadoras inundaciones que han azotado la región de Hill Country y el centro del estado, según confirmó el gobernador Greg Abbott.
La mayoría de las víctimas se encontraba en los alrededores del río Guadalupe. Este se desbordó violentamente el pasado 4 de julio tras una tormenta torrencial sin precedentes.

Ese día, el río se elevó ocho metros en apenas 45 minutos, después de que se registraran lluvias de casi 300 milímetros por hora, una cifra que equivale a un tercio de la media anual.
Las consecuencias fueron inmediatas: viviendas arrasadas, vehículos arrastrados por la corriente y familias separadas en medio del caos. Más de 150 personas continúan desaparecidas, lo que mantiene a las autoridades en una carrera contrarreloj.
La ciudad de Kerrville ha pedido a los voluntarios que deseen colaborar en las labores de rescate y asistencia que se registren previamente para evitar nuevos incidentes.
“Estamos viviendo una emergencia sin precedentes y necesitamos el apoyo de la comunidad, pero pedimos que todo voluntario se registre antes”, instó un portavoz del gobierno local.

El Servicio Meteorológico Nacional ha emitido una nueva alerta por lluvias intensas que podrían dejar hasta 15 centímetros adicionales de precipitación en ciudades como San Antonio, Austin y el condado de Kerr hasta el martes. El temor a nuevas crecidas mantiene en vilo a las comunidades ya afectadas.
Fenómenos en Texas
Texas no es ajeno a este tipo de fenómenos: el centro del estado forma parte del llamado “callejón de las inundaciones repentinas”, una franja vulnerable a crecidas súbitas. Sin embargo, expertos como el meteorólogo Shel Winkley señalan que el cambio climático está agravando la situación.
“Esta zona sufre ambos extremos: las sequías son más severas y, cuando llueve, lo hace con más fuerza, lo que eleva el riesgo de inundaciones súbitas”, advirtió.

Ante la magnitud del desastre, el gobernador Abbott ha convocado una sesión legislativa especial. El objetivo es evaluar la respuesta institucional y la preparación del estado ante este tipo de emergencias.
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Las críticas no han tardado en surgir. La falta de sistemas de alerta y la reducción de personal en el Servicio Meteorológico, producto de recortes federales, han sido señalados como factores que agravaron la tragedia.