Redacción. María Rita Benavides, una misionera hondureña, ha generado asombro en la comunidad de Nueva Alianza, Patuca, en el nororiente de Honduras, al llevar más de una semana viviendo a la orilla de la calle, bajo un árbol y durmiendo en una silla.
Ella asegura que su situación es un «mandato divino». «Yo aquí me quedo porque Dios me tiene en una misión en esta comunidad», dijo la religiosa a GuayapeTV, explicando su inusual decisión.
Según su relato, el pasado 13 de marzo se había mudado a una vivienda en la comunidad tras recibir «el llamado» de que tenía que evangelizar a los pobladores. Sin embargo, este 6 de mayo, poco antes de cumplir dos meses en el lugar, el propietario de la casa la desalojó, sacando sus pertenencias a la calle por motivos que ella no quiso revelar.
A pesar de las circunstancias, Benavides se muestra muy tranquila. «Yo pensé que Dios me iba a mandar a sacar de aquí para otra comunidad y he estado en espera, pero aquí me ha tenido en misión mi Dios para que detuviera a la gente y la evangelizara», agregó.
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Misión divina
Ante la pregunta de si aceptaría ayuda para dejar de vivir en la calle, expuesta al sol y la lluvia, la hondureña fue tajante: «No, la salida mía tiene que ser hasta que Dios mande una persona de otra comunidad para que me lleve a su comunidad para yo poder seguir con la misión», aclaró.
Incluso reveló que varios vecinos de Nueva Alianza ya le han ofrecido un techo, pero ella se ha negado rotundamente, e insiste en que tampoco le pedirá posada a su propia familia que vive en el mismo lugar.
María Rita Benavides explicó que su misión es advertir a la población hondureña que «es tiempo de buscar la rectitud». Su mensaje es claro: «Que elijamos lo que queremos, si queremos servirle a Dios, arrepentirnos y humillarnos de todo corazón para que podamos convertirnos en una nueva persona», puntualizó. Su fe inquebrantable la mantiene firme en su puesto, esperando la siguiente señal divina.