Cuando un equipo cambió de forma tan radical su rendimiento de una temporada a otra, como es el caso del Leicester City, es necesario hacer modificaciones radicales.
El detalle es que, según el Daily Mirror, el técnico Claudio Ranieri decidió que uno de las transformaciones tenía que venir desde la comida. La publicación indicó que el italiano prohibió el consumo de hamburguesas de pollo después de los partidos. Y las las cambió por pasta.
Si esto es cierto, necesitamos una buena explicación para conseguirle algo de lógica. Es comprensible suponer que esto no debe haber caído muy bien entre los jugadores.
Leicester solo tiene 21 puntos en 24 partidos disputados en la Premier League, a solo un punto de los puestos de descenso.
Reportes desde la capital londinense indican que la situación dentro del camerino de los actuales campeones de Inglaterra. Cada vez se pone más tensa.
Todo es diferente en el King Power. Ranieri ha cambiado el «Dilly-Ding Dilly-Dong», erigido en lema de lo imposible. Por el «la posibilidad de descender es real». Vardy ha pasado de los 24 goles totales de la Premier 15-16 a los cinco que suma en la actual.
Mahrez ha rebajado las 11 asistencias del año pasado a las dos que suma en la actualidad. Y sobre todo, el Leicester ha pasado de ser líder con tres puntos de ventaja sobre el segundo tras la jornada 24. A estar un punto por encima del descenso. El sueño ha devenido en pesadilla.
