Redacción. Sensación y curiosidad ha causado en San José de Colinas, Santa Bárbara, al occidente del país, la última voluntad de un ingeniero, quien ha solicitado ser enterrado de pie.
Un dicho muy popular en la cultura de Honduras dice: «quien por su gusto muere, que lo entierren parado», y parece ser que don Orlando Rivera, conocido como El Bar Bon, cumplirá esta expresión al final de sus días.
Con más de 80 años, don Orlando construyó con bloques —e incluso techó— su propia tumba, la que destaca en el cementerio local. Ha dejado también establecido cómo quiere que sean sus honras fúnebres y hasta la vestimenta que desea llevar tras su último suspiro.
En una entrevista con el periodista Milton Turcios, el ingeniero relató: «Así quiero ser enterrado. Sé que la tierra es la madre a la que le debemos todo, pero en el mundo no hay una sola cosa que no nos dé la tierra. Entonces, aunque debería ir a la tierra porque soy agrónomo, he vivido y he cultivado la tierra, pensé que hay que distinguirse, aunque ya haya muerto, porque en vida no le paran bola a uno».
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¿Cómo es la tumba?
«Mi tumba está parada, está vertical, es una tumba alta y tiene argollas adentro para sostener el ataúd. Arriba tiene una planchita y luego sigue el techo. En medio hay un espacio y allí irá un busto de Orlando Rivera», describió el ingeniero.
Contó que al frente de la tumba tiene planeado construir un muro, para colocar algunos mensajes y pinturas que reflejen su personalidad. La intención es que todas las personas que asistan a entierros al cementerio de San José de Colinas puedan verla.
«Allí tiene que decir: ‘No me alaben en muerte más de lo que fui en vida’, esto en lugar de esas placas. Habrá otro mensaje que va a decir: ‘La muerte no es verdad cuando se ha cumplido a cabalidad la causa de la vida. Si uno no sirvió o no cumplió a cabalidad su mensaje y no sabe por qué vino al mundo», aseguró.
Según el ingeniero hondureño, él será el primer humano al que sepulten de esta manera, parado. En la entrevista indicó que ha estado investigando y, hasta ahora, no existe nadie que haya tomado una determinación así.
«Aquí, mi familia es disciplinada en todo. Aquí empujamos en la misma dirección», dijo don Orlando y, por último, aseguró que su gente respetará su última voluntad y seguirá al pie de la letra sus instrucciones.
