Redacción. A partir del 28 de junio de 2025, los consumidores hondureños comenzarán a pagar más por productos como cigarrillos, bebidas alcohólicas y gaseosas, debido a la entrada en vigencia del nuevo ajuste al Impuesto de Producción y Consumo (IPC), establecido en el Acuerdo 125-2025.
Según se anunció, esta actualización fiscal busca aumentar la recaudación del Estado y, al mismo tiempo, desincentivar el consumo de productos que afectan la salud pública. Sin embargo, la medida ha generado diversas reacciones entre consumidores, comerciantes y expertos en economía.
Mientras algunos la respaldan por sus posibles efectos positivos en la salud y en la economía estatal, otros consideran que impactará directamente al bolsillo del ciudadano común, sin reducir realmente el consumo de estas sustancias.
¿De cuánto era el impuesto y cuánto se pagará ahora?
La actualización del IPC afecta principalmente tres tipos de productos: cigarrillos, bebidas alcohólicas y gaseosas azucaradas. El cambio incluye incrementos fijos por unidad, además del 15% sobre el precio de venta que ya se aplicaba anteriormente.
El impuesto por millar de cigarrillos sube de L600.99 a L624.31, lo que significa un incremento de L23.32. Este ajuste también aplica a cigarrillos electrónicos con nicotina y dispositivos de vapeo.
Por su lado, para las bebidas alcohólicas, el nuevo gravamen se divide por el tipo de bebida:
- Cerveza: de L7.07 a L7.35 por litro (aumento de L0.28).
- Vinos y champán (envases entre 2 y 10 litros): suben a L9.22 por litro, un alza de L0.34.
- Whisky, vodka, tequila y otras bebidas similares: suben a L49.80 por litro, un aumento de L1.86.
- Ron: se gravará con L30.32 por litro, reflejando un aumento de L1.13.
- Aguardiente: el impuesto se ampliará entre L10.70 y L21.67 por litro, dependiendo del grado alcohólico.
- Alcohol etílico sin desnaturalizar: subirá L0.18 por litro.
Mientras tanto, las bebidas no alcohólicas con alto contenido de azúcar sufren un aumento de L0.99 a L1.03 por litro, representando un incremento de L0.04. Este rubro no incluye jugos naturales, leche ni productos lácteos.
El efecto en el consumidor será inmediato
El economista Wilfredo Girón advirtió que este tipo de medidas, aunque buscan mejorar las finanzas públicas, impactan directamente en el consumidor. “El efecto va a ser contra quienes consumen alcohol y cigarrillos. Ellos, definitivamente, van a tener que pagar más por la bebida o para fumar”, aseguró.
Girón descartó que este aumento pueda frenar significativamente el consumo de estos productos, y mucho menos que provoque despidos en el sector. “La gente para esos gustos, como son vicios, deja dinero siempre. Pagan todos sus impuestos, entonces no creo que disminuya el consumo, pero sí van a afectar sus bolsillos”.
Además, reconoció que para el Estado es una oportunidad de ingreso. “Para la recaudación fiscal sí es beneficioso, va a aumentar el ingreso, y son cantidades grandes de impuestos”, subrayó.
Desde la perspectiva del consumidor: un sacrificio necesario
Para Darwin Ponce, presidente de la organización Artículos 19 Honduras, que defiende los derechos de los consumidores, el aumento al impuesto es una medida que debe ser respaldada. Aunque reconoce que los consumidores tienen derechos, aclara que no todos deben ser protegidos de la misma forma.
“Nuestra postura es particular en este tema. Aunque los consumidores tienen cierto derecho, también creemos que cualquier situación que implique consumo, pero que afecte la salud de las personas, no es un objetivo para ser protegido, sino más bien aplaudido”, expresó.
Ponce explicó que el consumo excesivo de estas sustancias no solo perjudica al individuo, sino que también genera una carga al sistema de salud pública. “Estamos incentivando a que las personas dejen de consumir productos que van a traer problemas a su salud, pero también una carga al sistema de salud del país”, dijo, haciendo referencia a enfermedades como la diabetes, problemas hepáticos o accidentes vinculados al alcohol.
Además, citó ejemplos internacionales como el Reino Unido, donde los impuestos altísimos ayudaron a reducir el consumo de tabaco. “Aquí en Honduras, la gente toma más cerveza que leche, y creo que un gobierno sabio y responsable este tipo de actividades las debe gravar con mucha fuerza. Además, es una buena forma de recaudar impuestos”, añadió.
Para él, el 3.88 % de incremento aplicado en este acuerdo aún es bajo. “3.88 % nos parece muy poco a lo que se puede lograr. Podrían ponerle un 20 % a estas sustancias y demás productos que afectan el sistema humano”.
Márgenes reducidos
Una comerciante de cigarrillos electrónicos en Tegucigalpa, que prefirió mantenerse en anonimato, explicó que este tipo de medidas afectan, pero deben afrontar el panorama.
Aunque mostró leve preocupación, reconoció que la medida afectará los márgenes de ganancia y podría reducir algo el volumen de ventas. “Esto nos obliga a estar atentos. Sabemos que esto afecta los márgenes, y en algunos casos, también puede reducir el volumen de ventas”, mencionó.
Su estrategia, como explicó, será reajustar constantemente. “Siempre estamos ajustando estrategias: desde revisar y negociar con proveedores para lograr precios de forma responsable, con justa y competitiva en el mercado. Lo importante es mantener el equilibrio: cuidar al consumidor, sin descuidar la sostenibilidad del negocio”, concluyó.
Honduras, en el nivel medio en la región
Comparado con países vecinos, Honduras mantiene un nivel medio en cuanto a impuestos selectivos por millar de cigarrillos. En Guatemala, el impuesto por millar de cigarrillos es aproximadamente de $47.00, significativamente más alto que en Honduras, donde el impuesto se ha ajustado a cerca de L624.31 por millar (equivalente a unos $25,00, según la tasa de cambio actual). Por su parte, en El Salvador, el impuesto por millar ronda los $29.00.
En cuanto a las bebidas alcohólicas, países como Costa Rica y Panamá aplican impuestos que pueden superar los $0.30 por litro (L7.80), dependiendo del grado alcohólico, por lo que Honduras, aunque ha subido sus tasas, sigue sin estar en el tope regional.
La entrada en vigor del nuevo esquema tributario marca un cambio en la carga fiscal para productos de alto consumo, como cigarrillos, bebidas alcohólicas y gaseosas. Aunque el gobierno justifica la medida como una estrategia para aumentar la recaudación y desincentivar el consumo nocivo, el impacto más inmediato lo sentirán los consumidores, seguido de los comerciantes.