Redacción. Cada año, cientos de niños en Honduras sufren quemaduras graves a causa de la pólvora, un peligro que, según expertos, es responsabilidad principalmente de los adultos.
El doctor Omar Mejía, director de la Fundación para el Niño Quemado (FUNDANIQUEM), ha señalado que estos accidentes son resultado directo de la negligencia y el descuido de los adultos, quienes permiten que los niños tengan acceso a productos peligrosos como cohetes y “tumbacasas”, muchos de los cuales se comercializan sin ninguna regulación adecuada.
En una entrevista con Diario Tiempo, el doctor Mejía expresó: «Podríamos decir que esto es producto del descuido y también de la pobreza, porque la mayoría de los niños que sufren este tipo de accidentes provienen de hogares económicamente pobres. Hay desconocimiento, hay ignorancia, hay pobreza y descuido».
Además, lamentó que, durante sus 30 años de trabajo en hospitales públicos, «no ha habido un solo año en el que no haya recibido a un paciente que haya sufrido un accidente por pólvora».
Para el doctor, la situación es aún más grave debido a la potencia de los productos pirotécnicos actuales. «Antes usábamos cuetillos, pero ahora los llamados ‘tumbacasas’, ‘matasuegras’, y otros artefactos pirotécnicos mucho más peligrosos. Son potencialmente peligrosos», explicó Mejía. También, señaló que la falta de la legislación para regular la venta de estos productos agrava la situación.
Irresponsabilidad
El doctor Mejía no dudó en apuntar que los adultos son los principales responsables de estos accidentes. «Los vendedores no exigen la identidad de quienes compran estos productos peligrosos», lo que facilita su adquisición por parte de menores, dijo.
Además, condenó que muchos padres, a pesar de no poder brindar a sus hijos necesidades básicas como ropa o comida, encuentran dinero para comprarles pólvora. «Quien compra la pólvora es el adulto. Quien la vende es el adulto. Y el pobre niño la consume», externó.
Cifras
Hasta el momento, 12 menores han recibido atención por quemaduras por pólvora, de los cuales 11 se reportaron en el Centro Hondureño para el Niño Quemado, y 1 niño más en el Hospital Mario Catarino Rivas de San Pedro Sula.
Estos casos son recurrentes, ya que, según Mejía, cada año se presentan más víctimas debido a la venta sin restricciones de productos pirotécnicos a personas irresponsables.