Tal como psicólogos habían advertido anteriormente, la política «Cero Tolerancia» de la Administración de Donald Trump que se centra en la separación de familias, causa un daño emocional a los menores. Una familia se reencontró luego de más de cien días y el niño hondureño fue incapaz de reconocer a su propia madre.
La familia Reyes Mejía dejó Honduras para huir de la violencia. Sin embargo, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE) los capturaron y separaron.
Padres e hijos permanecieron aislados en centros de detención durante más de tres meses. Cuando llegó el momento de encontrarse de nuevo, la escena no se desarrolló como pensaron. Sami, de apenas tres años, en vez de alegrarse, huyó de su madre.
«Mi amor, yo soy tu mami, papi. ¡Yo soy tu mami!», decía la madre en medio de frustración y lágrimas. Mientras tanto, el pequeño se resistía a abrazarla y quería salirse de sus brazos lo más antes posible. Como si de una desconocida se tratara.
La mujer, en lágrimas, le pregunta a su esposo: «¿Ever, qué tiene mi hijo?». El hondureño la sujeta del brazo y le ayuda a ponerse de pie. Él permanecía cargando a una bebé de no más de un año y medio de edad.
Con tristeza, la madre continúa diciéndole al menor: «Yo me vine por ti, mi amor. Papi, vente conmigo», insistía. El encuentro familiar resultó ser un momento doloroso.
Con seguridad, los padres de Sami dijeron que la separación dejó traumatizado a su hijo. Una advertencia que psicólogos defensores de migrantes ya habían hecho desde hace unos meses. No obstante, las autoridades estadounidenses no prestaron atención.
El reencuentro tuvo lugar en Michigan y según Ángela Conway, profesional en Psicología, el niño hondureño sufrió un abandono emocional. Por lo cual, al ver nuevamente a su familia lo interpreta como una situación amenazante y huye.
Política «Cero Tolerancia» en EEUU
La separación familiar se volvió común en el país del norte. Más de 2,500 menores fueron alejados de sus padres y mantenidos en centros de detención con mínimos cuidados.
Pese a que fiscales presionan constantemente para reunir a las familias, agentes de ICE ponen excusas. «Los padres están deportados», «no hay datos del menor», «no encontramos a sus padres», son algunas de las frases comunes en juicio.
