Redacción. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha intensificado sus operaciones en Long Island, Nueva York. Este cambio ha sembrado el miedo en miles de familias inmigrantes, especialmente en los «paraísos veraniegos» como Los Hamptons.
Estas áreas son cruciales para el sustento de muchos, ya que allí encuentran empleo en jardinería, hostelería, reparaciones, limpieza, trabajos agrícolas y mantenimiento general.
Desde principios de junio, ICE ha llevado a cabo intervenciones sorpresa en Westbury, Glen Cove y Brentwood. Estas acciones han generado una profunda inquietud en las comunidades del East End de la isla neoyorquina, una región donde el 23% de la población es de origen latino.
Vicente López, un mexicano con 13 años de experiencia en limpieza y mantenimiento de piscinas en East Hampton, comparte su preocupación: «Dicen que el que no la debe no la teme. Pero hemos visto que no es así. Por eso salgo con mucho miedo en estos días, pero uno no puede parar. Tienes que seguir trabajando, porque si aquí no trabajas entre junio y septiembre, después no haces nada».
Cientos de trabajadores, que a menudo buscan empleo temporal en paradas de ferreterías y puntos de reunión para jornaleros, ahora inician cada mañana con miedo y cautela. Algunos ni siquiera se atreven a salir, especialmente cuando circulan en redes sociales informaciones no verificadas sobre la presencia de ICE.
El miedo impacta
Activistas de la Organización Latino Americana (OLA), que brinda apoyo a inmigrantes latinos en localidades como East Hampton, Southampton, Riverhead, Southold y Shelter Island, reportan nuevos escenarios de temor. Las constantes alertas, a menudo falsas, sobre la presencia de «La Migra» en redes sociales provocan que cientos de familias, incluidos niños, se encierren en sus casas, incluso evitando la escuela. En el East End, el 45% de los niños en las escuelas públicas son de origen latinoamericano.
Ericka Padilla, asesora legal de OLA, observa una tendencia preocupante: «Las últimas semanas de clases, cuando se viralizó en redes sociales que ICE estaba cerca, comprobamos cómo salones de las escuelas no tuvieron ni la mitad de los alumnos. Además, notamos tendencias lamentables en nuestras comunidades; por pánico a interactuar con las autoridades, toman decisiones que afectan sus vidas».
Violencia y desprotección
Padilla describe situaciones en las que trabajadores que denuncian robos de salarios, desalojos ilegales, robos de escritura y violencia doméstica, prefieren no luchar por sus derechos en la corte, incluso en casos donde tienen todas las de ganar. «Como centro de ayuda legal, procesamos casos que podemos pelear y estamos seguros de ganar. Pero a los afectados, cuando les decimos que debemos interponer demandas en una corte, incluso en cortes civiles, abandonan esa posibilidad. Entendemos que el miedo es tal que, al no tener papeles, prefieren no acercarse a un tribunal por pánico», explica la activista.

Otro síntoma claro del impacto del miedo se manifiesta en las despensas de alimentos, donde la cantidad de personas que normalmente acuden a estos programas de ayuda ha disminuido en más del 60%. Además, Minerva Pérez, directora de OLA, informa que un número creciente de inmigrantes en Long Island, por el temor a ser deportados, firman documentos oficiales para otorgar la custodia legal temporal de sus hijos a otra persona. «Es horrible. Es lo más devastador que he experimentado», lamenta Pérez.
Rumores
Gran parte de las detenciones de ICE desde junio han ocurrido en cortes de inmigración de Nueva York. Aunque no hay confirmación de redadas masivas en sitios de trabajo de Los Hamptons, miles de familias toman decisiones extremas. Noticias que anuncian una «inundación de agentes de ICE» en la Ciudad de Nueva York en las próximas semanas alimentan este temor.
Michael Sarlo, jefe de policía de East Hampton, declaró en junio: «No tenemos confirmación de ninguna actividad formal del ICE dentro de nuestra jurisdicción». Señaló al medio local The East Hamptons Star que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y los agentes de ICE no tienen la obligación de notificar a las agencias locales sobre su actividad. Las autoridades locales intentan desmentir los rumores falsos con la mayor rapidez y precisión posibles.
Pequeños condados
El miedo radica en que esta «inundación» anunciada para la Gran Manzana se filtre a localidades del North Fork y South Fork en el extremo este de Long Island. Ahí, pequeños condados tienen más del 50% de población hispana y sus economías veraniegas dependen de esta fuerza laboral.
Algunas detenciones, especialmente en localidades como Brentwood, «han puesto sal a la herida» del temor. «Si la ciudad de Nueva York es una ciudad santuario y se llevan a las personas de las cortes, ¿qué podemos esperar nosotros? Antes deportaban a la gente y la regresaban a sus países. Pero ahora es cruel que alguien termine en un tercer país, como El Salvador, en una cárcel de máxima seguridad», relata «María», una migrante ecuatoriana de Riverhead.
Aunque es ciudadana estadounidense, María siente dolor porque muchas «buenas trabajadoras domésticas» que intenta recomendar para limpieza en estos días prefieren quedarse en casa cuando circulan rumores de ICE cerca. María explica que son madres solteras que dejan de ganar $200 por una limpieza. Además, las mujeres evitan llevar a sus hijos a la escuela por pánico a ser detenidas y separadas de sus familias.
Un punto caliente
Brentwood, en el condado de Suffolk, se ha convertido en un símbolo de los primeros avistamientos de agentes de la agencia federal de inmigración en ese condado desde el inicio de la segunda Administración de Trump. Tras la confirmación de varias intervenciones de ICE en Long Island, la organización de empoderamiento comunitario Islip Forward (IF) lanzó su rastreador de ICE. Esta es una plataforma comunitaria para abordar informes verificados y falsos de avistamientos de la agencia en los alrededores de Islip. Hasta junio, confirman 28 visitas verificadas.

En medio de los señalamientos de líderes electos y comunitarios, ICE Nueva York argumenta que sus operaciones se centran en personas con antecedentes penales y órdenes de deportación. Un comunicado destaca el arresto de Jeremías Benites Vásquez, un salvadoreño de 39 años, durante un operativo policial el 14 de mayo en Brentwood. Bryan Flanagan, director interino de la Oficina de Campo del ICE de Nueva York, declaró: «Esta oficina mantiene su compromiso de detener y deportar a depredadores criminales de extranjeros que cometen actos de violencia atroces».
Casos de deportación
Un parte oficial de la agencia federal detalla que agentes de la Patrulla Fronteriza encontraron a Benites cerca de Mission, Texas, el 20 de agosto de 2009, y lo procesaron con deportación acelerada. ICE lo deportó a El Salvador el 10 de septiembre de 2009. Benites reingresó a Estados Unidos en fecha y lugar desconocidos, sin autorización de un funcionario de inmigración ni libertad condicional. Posteriormente, el 12 de marzo de 2024, lo arrestaron y condenaron por presunta agresión sexual a una menor.
Sin embargo, como reseña Patch.com el 11 de junio, Nuvia Martínez Ventura, una salvadoreña, madre de cinco hijos y residente de Brentwood, fue detenida en un control migratorio rutinario en el Federal Plaza, en la ciudad de Nueva York. Luego la enviaron a un centro de detención de Houston, donde enfrenta la deportación. El abogado de Martínez Ventura asegura que su clienta no tiene antecedentes penales y llegó al país en busca de asilo para escapar de la violencia en su país natal. Esta acción se dio después de que las pandillas asesinaran al padre de sus hijos. Sus hijos, de 3, 4, 7, 10 y 11 años, ahora se encuentran con familiares. El caso de Nuvia y otras detenciones encendieron las alarmas al inicio del verano en la vida de miles de inmigrantes de esas localidades de Long Island.
Aumento del apoyo
Ericka Padilla reporta que la organización OLA continúa sumando voluntarios a la operación «Vigila y Protege«, una plataforma que ofrece información veraz sobre las acciones de la agencia migratoria en el East End. «Es emocionante cómo seguimos sumando apoyo moral e incondicional de residentes de estas localidades que no son hispanos y conocen por décadas el valor que nuestro trabajo tiene para estas comunidades», concluyó Padilla.
Hispanos en Long Island
La población con raíces latinoamericanas en Long Island (LI) aumentó un 33.5% entre 2010 y 2020. Sin embargo, existe un subregistro evidente, ya que no se contabilizan las oleadas migratorias posteriores a la pandemia.
El Censo de 2020 registró 589,384 latinos, lo que representa el 20.2% de la población total de LI, que asciende a 2.9 millones de personas.