25.6 C
San Pedro Sula
viernes, abril 19, 2024

Hugo Noé Pino vivió los ataques entre el horror y la diplomacia

Debes leer

TEGUCIGALPA, HONDURAS. Era la mañana del 11 de septiembre del 2001, un martes como cualquier otro. Hugo Noé Pino se dirigía, como de costumbre, a realizar sus actividades diplomáticas, cuando de repente vio a lo lejos un humo negro que se apoderaba del cielo. Al inicio no comprendía esa humareda, pero minutos después aclararía su duda de manera inesperada.

Es un renombrado economista, pero en ese tiempo Pino se desempeñaba como embajador de Honduras en Estados Unidos. El destino lo colocó, como a muchos otros, como testigo de uno de los ataques terroristas más feroces cometidos en contra de los Estados Unidos de América.

El expresidente del Banco Central de Honduras y exministro de Finanzas, vivía entonces en Washington D.C., la sede del gobierno más poderoso del mundo.

Al darse cuenta del ataque aéreo que estaba sucediendo, tuvo un sentimiento de incredulidad, porque no concebía lo que ocurría en el país norteamericano. “Mi reacción fue de incredulidad”, expresa el diplomático.

Él cuenta que el martes 11 de septiembre del 2001 se dirigía a una reunión en el Ministerio de Agricultura por un programa de apoyo alimentario que tenía Estados Unidos en la ciudad de Washington; estado donde además de la Casa Blanca, El Pentágono y el Capitolio, se encuentra la embajada hondureña.

Asimismo, menciona que en el trayecto hacia la reunión observó algo extraño en el panorama. A través del vehículo en el que se conducía apreció, sin todavía saberlo, uno de los cuatro atentados que dejarían un antes y un después en la historia estadounidense.

Le puede interesar: Tras 20 años, la pandemia impulsa conspiraciones sobre el 9/11

A la distancia, vio una columna de humo

El diplomático recuerda que en el recorrido de la embajada hondureña hacia la Secretaría de Agricultura pudo ver a la distancia un humo negro. Al principio no tenía conocimiento del por qué ni de dónde provenía la oscura columna que se marcaba hacia el cielo.

“Yo estaba dirigiéndome hacia el Ministerio de Agricultura, cuando en el recorrido pude ver un humo negro muy fuerte a la distancia”, manifiesta con serenidad el embajador.

Pero minutos después, indica, se dio cuenta que el humo era producto de un avión que se había estrellado en El Pentágono, la sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, responsable de proteger la seguridad del país más poderoso del mundo.

“Nos dimos cuenta que un avión se había estrellado en El Pentágono”, menciona Pino, quien iba en compañía de su conductor.

A pesar de que El Pentágono se localiza en el estado de Virginia, el resultado del ataque que recibió pudo observarse desde el estado vecino, Washington.

Pino, no salía del asombro al comprender que había presenciado tal hecho. Hasta entonces tampoco sabía que en New York la historia era similar.

Mientras se transportaba en un automóvil para su junta, el embajador explica que iba escuchando los noticieros radiales, los cuales confirmaron que se trataba de un ataque terrorista.

“Las noticias en la radio señalaban que se trataba de un ataque”, afirma Hugo Noé, quien con Lindolfo Palma, su conductor, no podían creer lo que escuchaban.

Hugo Noé Pino fue embajador de Honduras en Estados Unidos.

Se vivió un caos

De igual forma, describe con tranquilidad que la capital de uno de los países más importantes del mundo era un caos, los teléfonos celulares estaban colapsados y el metro se había paralizado.

Tal era el desorden que se vivía en ese instante, que muchas personas tuvieron que caminar por horas para llegar a sus casas, añade Hugo.

Pino, quien relataba lo sucedido a través de una llamada telefónica, expresa que lo vivido en Washington “fue una época de confusión”.

Asimismo, en el trascurso de la conversación el diplomático afirma con mucha seguridad que “en lo personal no sentí que mi vida estuviese en peligro”, a pesar de encontrarse cerca de uno de los estados afectados por las agresiones.

Además, el exembajador narra que al inicio de los incidentes todo era confuso y que los noticieros transmitieron esa misma sensación a su público.

Es en ese momento de desorden cuando se entera que los ataques no solo eran en Virginia sino que también en New York, la llamada capital del mundo. En esa ciudad estaban ubicadas las Torres Gemelas, una de las edificaciones más representativas de New York. Los rascacielos se inauguraron en 1973.

Diseñados por Minoru Yamasaki, las imponentes estructuras formaban parte del World Trade Center, un complejo de siete edificios ubicados en el Distrito Financiero de Manhattan, la isla que las vio desaparecer en cuestión de horas.

Este ataque conmocionó a millones de personas.
Este ataque conmocionó a millones de personas.

Mientras la tragedia se apoderaba de los hogares en Virginia y Washington, lo mismo sucedía en New York, donde ya se reportaba un gran número de personas afectadas por los ataques a los edificios gemelos.

Además puede leer: Vertedero de Nueva York aloja escombros y restos humanos del 9/11

Tristeza

Por su parte, los noticieros neoyorkinos indicaban que había sido una avioneta la que se estrelló en las Torres Gemelas, recuerda el diplomático.

De igual forma, Hugo Noé, quien se conducía en su vehículo al momento de ser entrevistado, expresa que “fue evidente que no se trataba de un accidente aéreo”.

Sin embargo, comenta que “nunca tuve ni la más mínima idea de que pudiera haber sucedido algo de esa naturaleza” en los Estados Unidos, sobre todo al enterarse que algunas de las víctimas eran hondureñas.

Seguidamente explica que su reacción fue de mucha tristeza, al conocer que dentro de las múltiples víctimas se encontraban compatriotas hondureños.

Pero su mayor impacto fue ver imágenes en vivo, por televisión, de personas lanzándose de los rascacielos. Para él fue una impresión muy dramática y dolorosa, comenta.

Como resultado de lo vivido, Hugo Noé Pino recuerda el 11 de septiembre del 2001 como un día lleno de tristeza, por la pérdida de las vidas humanas, y por el estado de confusión que se vivía en ese momento.

No se sabía quién había sido capaz de coordinar los ataques y realizar un acto como ese en dos lugares simbólicos de Estados Unidos, apunta el economista.

Hugo Noé Pino fue embajador de Honduras en los gobiernos de Bill Clinton y George W. Bush.

Mensaje

Actualmente, le envía un mensaje de condolencias a los hondureños que perdieron a sus familiares en el atentado del 11 de septiembre de 2001.

Para Pino perder un ser querido es una situación muy difícil de sobrellevar y más en esas circunstancias.

Hugo Noé menciona que el efecto inmediato del atentado no se sintió en los hondureños, sino que fue encaminado a los sectores del medio oriente, porque rápidamente se identificó que los ataques provenían de un grupo denominado “Al Qaeda”, manifiesta el exembajador.

De igual manera, expuso que el efecto general después de los atentados fue el gran nivel de seguridad que implementó el país del norte. Efecto que comienza a darse dentro de los principales puertos, vías terrestres y aeropuertos de esa nación, añade.

Los atentados dejaron un antes y un después en la política estadounidense y en los sistemas de seguridad a nivel mundial. En definitiva, el embajador Pino recuerda como un día lamentable. Han pasado 20 años desde entonces y esta experiencia es imborrable para él.


Nota para nuestros lectores:

Suscríbete gratis a más información en nuestro WhatsApp haciendo clic en el enlace: http://bit.ly/2LotFF0.

Estás a un paso de recibir nuestro PDF Gratis

Última Hora

Hoy en Cronómetro

error: Contenido Protegido