Redacción. A los 16 años de la partida de Rui Torres, el carismático presentador de Art Attack, su legado sigue vivo en la memoria de quienes crecieron inspirados por su amor por el arte y la creatividad.
Nacido como Rutilio Torres Mantecón, Rui destacó desde joven por su inteligencia y dedicación.
Fue admitido en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 2001 como uno de los estudiantes con mayor puntaje de ingreso, seleccionando la carrera de Psicología.
Posteriormente, expandió su horizonte académico en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), donde estudió Ingeniería en Telemática.
Más allá de su brillante trayectoria académica, Torres también dejó huella en el ámbito cultural al colaborar en proyectos como la conservación de la obra de Diego Rivera, mérito que lo llevó a recibir la prestigiosa beca Baillères.
Estrellato
Su gran oportunidad llegó cuando fue seleccionado para conducir la versión latinoamericana de Art Attack, el icónico programa infantil que enseñaba técnicas artísticas accesibles y divertidas.
Producido originalmente por ITV y adaptado por Disney, el programa se convirtió en un fenómeno televisivo, impulsando a Rui Torres como un referente del entretenimiento educativo.
Su estilo cercano y entusiasta, acompañado de su habilidad para motivar a los jóvenes espectadores, consolidaron su lugar en la televisión infantil.
Sin embargo, tras el éxito, Rui decidió retirarse de los reflectores, llevando una vida privada alejada del mundo del espectáculo.
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Tragedia
El 24 de febrero de 2008, la noticia de su muerte conmocionó a quienes lo conocieron y admiraron.
Aunque nunca se emitieron declaraciones oficiales, se presume que Rui atravesaba una depresión profunda tras la pérdida de su hija de dos años debido a una pulmonía, lo que habría derivado en su trágica decisión de consumir una sobredosis de antidepresivos.
Este triste capítulo dejó a sus seguidores con preguntas sin respuesta. Su vida y obra se convirtieron en un recordatorio de la importancia de cuidar la salud mental y emocional.
En cada recuerdo de papel maché, pintura o dibujo inspirado por el programa, vive el espíritu creativo que Rui transmitió. Su historia, llena de logros y desafíos, continúa siendo una lección sobre la pasión por aprender, crear y superar las adversidades.