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viernes, abril 19, 2024

Hondureños adictos a redes sociales padecen dos síndromes, según experto

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TEGUCIGALPA. Las redes sociales son sitios de internet que permiten a las personas conectarse con sus amigos e incluso realizar nuevas amistades, de manera virtual. Por medio de ellas se puede compartir contenidos, interactuar, crear comunidades sobre intereses similares como trabajos, lecturas, juegos, amistad, relaciones amorosas, relaciones comerciales, etc.

Estas herramientas tecnológicas han cambiado para siempre la vida de las nuevas generaciones especialmente a los nativos digitales, (los menores de 20 años).

Carlos Castañeda, experto en redes sociales explicó, que «este impacto no solo vuelve adicto a los jóvenes, sino que a todas las edades. Honduras tiene 2.6 millones de usuarios de Facebook, el 93% ingresa a través de su teléfono celular y sólo el 27% esta entre 12 y 20 años. De 21 a 30 años los usuarios alcanzan 35%, entre los 31 a 40 llega a 20%, el restante 18% va de los 41 a más años».

Carlos Castañeda, experto en redes sociales.

Sin embargo, detalló que como todos los excesos en el mundo, el uso irracional de las redes sociales puede provocar trastornos psicológicos. Por ejemplo: «El FOMO», que es la obsesión de estar conectado para no perderse de “algo”.

Esto lo experimenta cerca del 45% de los usuarios de redes sociales en Centroamérica, quienes no pueden estar más de 1 hora sin consultar sus redes sociales. También está el Síndrome de la Vibración Fantasma (PVS), que es creer que el teléfono vibra cuando no es así.

El FOMO mejor dicho, es el miedo a perderte las cosas. Es un concepto relativamente nuevo, del que muchos no tienen idea, las redes sociales, en especial Twitter, son unos de los desencadenantes más grandes de este fenómeno.

Sufrir de FOMO, es vivir con la ansiedad eterna y perpetua de que están pasando demasiadas cosas y que no podemos prestarle atención a todas.

Además, este síndrome hace sentir a los adictos que las personas se están divirtiendo a lo grande cuando vemos sus fotos en Facebook o Instagram, mientras nosotros estamos bajo una montaña de mucho «hacer nada», en resumidas cuentas, esto es quererle prestar atención a todo y terminar no prestando atención a nada.

Por su parte, el Síndrome de la Vibración Fantasma (PVS), es una sensación muy común en nuestros tiempos, donde todos estamos hiperconectados y gestionamos la mayoría de nuestras actividades a través del teléfono celular.

Sobre esto existen varias versiones sobre qué es lo que ocasiona esta sensación de “vibración” donde no hay nada. Una de ellas asegura que esta reacción es un síntoma neurológico, que puede incluso llegar a ser positivo, mientras otra versión sostiene que este síndrome es un tipo de trastorno de ansiedad que debe ser atendido.

Los peligros psicológicos

Dichos trastornos puede modificar el comportamiento de los jóvenes. Desde la obsesión por conseguir todo de manera inmediata hasta estados de depresión profunda, en caso de no conseguir la respuesta esperada.

De esta manera, en muchos de los casos, los jóvenes no sienten la seguridad suficiente, como para hablar de sus traumas con sus padres y ahí es cuando nace el problema. Internet puede aparentar ser la solución a los problemas, y muchos de los jóvenes suelen encontrar refugio en la primera mano que se les ofrezca.

Por lo tanto, en el otro lado de la pantalla existe gente solidaria y honesta, como también están aquellos que aguardan la aparición de un joven indefenso y con la moral por el suelo para sacar ventaja de la situación, por más salvaje que sea.

La Adicción Psicológica

«Las etapas iniciales de adicción, hacen que el usuario de redes sociales comienza a tener episodios de uso compulsivo con gran inversión de tiempo (tomarse 15 selfies para subir una a Instagam), luego empieza un daño progresivo a su calidad de vida, comienzan a postergar sus responsabilidades, padecen síndrome de abstinencia si no están conectados y al final comienza el deterioro cognitivo», aseveró Castañeda.

Asimismo, argumentó que como las familias no tienen las herramientas para abordar esta situación, adoptan medidas según sus conocimientos, lo que puede provocar tensión, estrés psicológico y emocional, e incluso llegar a episodios de violencia.

«Los jóvenes buscan satisfacer su demanda de socialización en las redes sociales. A los  muchachos lo que les interesa no es utilizar las redes, sino la vida pública que estas les posibilitan», señaló Castañeda.

En este sentido, Castañeda aconsejó a los jóvenes que deben tener cuidado en la interacción con las redes sociales, pues el afán de notoriedad pública los puede llevar a situaciones peligrosas si comparten información personal con desconocidos.

No dar datos personales ni publicar imágenes insinuadoras o provocativas es un buen mecanismo de protección. Como te dicen a un cuando eres chiquito: No hable con extraños.

No obstante, a la sociedad civil le sugirió que un buen uso de las redes puede incrementar la participación ciudadana y colaborar con la difusión de información de impacto social. Un buen ejemplo fue la destitución del presidente de Guatemala con el #RenunciaYa, cuyo movimiento partió de la indignación de una ciudadana común y terminó en una movilización social de más de 100 mil personas, que aglutinó a todos los sectores del país.

Por otra parte, añadió que los hondureños deben tomar las siguientes medidas para evitar problemas a través de las redes sociales.
  • No dar información personal, no publicar fotos reveladoras ni íntimas, no hablar con extraños.
  • Duden si les ofrecen trabajos bien remunerados y no les exigen experiencia laboral, pueden estar en presencia de una red de trata de personas.
  • Si son víctimas de ciberbullying, confíen en sus familiares para solucionar el problema.
  • Mantengan sus perfiles privados y no dejen que vean quiénes son sus amigos.
Carlos Castañeda, experto en redes sociales.

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