COMAYAGUA. Estamos quizá muy acostumbrados a mirar a una mujer haciendo y vendiendo baleadas por las esquinas de la ciudad, pero te has preguntado alguna vez ¿Qué pena daría que también un hombre lo hiciera?
Este es el caso del joven hondureño Cristian Flores, un emprendedor que vende baleadas para poder salir adelante junto a su familia, que usa su sonrisa y su buena atención para conquistar a sus clientes y que estos se vayan deseosos de comprar cada vez más el producto.
¿Le da vergüenza? La palabra es corta para Flores, su deseo de superación está por encima de cualquier cosa, » mi hermana vendía antes aquí, pero luego se fue para Estados Unidos, me dejó el puesto y me tocó aprender para que no se fueran los clientes, no me va mal ni bien, pero allí vamos siempre. Todas las mañanas las preparamos, unas son baledas de pollo y otras de huevo con chorizo, aquí viene gente a veces que sólo porque soy hombre no me compran, al inicio era triste que me discriminaran, pero ahora ya no», dijo este catracho.
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«Mantengo a mi mujer y mi hijo, no nos falta nada gracias a Dios, pena me daría estar robando, me esfuerzo todos los días para vender y sacar adelante a mi familia», puntualizó una vez más.
Luego, el joven de Comayagua solicitó a los hondureños que dejen la discriminación por un lado, que no importa si es una mujer o un hombre que está vendiendo, porque todos somos iguales. “No seamos diferentes, no hay diferencias en el físico, sino que todos somos iguales”.
Este es el vídeo:
