El hondureño Clemente Aguirre acaba de salir de una prisión estadounidense donde permaneció por más de 14 años y estuvo a punto de recibir la pena de muerte.
“Es un sueño bello del cual me voy a caer de la cama y me voy a despertar, así me siento. Lo primero que quería era hablar con mi mamá, lastimosamente no estaba aquí para darle un abrazo”, declaró Clemente a medios locales.
Al hondureño lo defendieron abogados sin fines de lucro que se dedican a representar a personas condenadas erróneamente mediante pruebas de ADN.
En el caso de Aguirre, a él lo condenaron por un crimen perpetrado en el año 2004 donde les quitaron la vida a dos mujeres identificadas como Cheryl Williams y su madre Carol Bareis.
Pretender ayudar a las víctimas casi le costó la inyección letal
El hondureño era amigo de las víctimas. Por tanto, al ver que la puerta la casa de las ahora occisas estaba abierta decidió ingresar y tomar el cuchillo que el que habían sido asesinadas porque pensaba que todavía se encontraba ahí el perpetrador del hecho.
El hondureño pasó injustamente desde el 2004 preso en una cárcel y pesaba una condena a pena de muerte. Pero esta se revocó tras pruebas que determinaron que el ADN de la nieta e hija de las víctimas también se encontraba en la escena del crimen. Sumado a esto, la responsable del doble asesinato contó en confianza a una de sus mejores amigas que había cometido el hecho. Pero la confidente de la asesina declaró a las autoridades y terminó salvando al hondureño.
¿Cómo es el corredor de la muerte?
“Tres de mis amigos se suicidaron”, dijo entre lágrimas. Asimismo, reveló que conoció a muchos que murieron por la inyección letal.
