TEGUCIGALPA, HONDURAS. Javier Francisco García, un hondureño de 25 años de edad, sufrió fuertes traumas cuando emprendió un viaje en «La Bestia» en búsqueda de una oportunidad laboral.
Fue Beatriz, su esposa mexicana, quien relató su historia, ya que él está interno en el Hospital de Oluta en Veracruz. Lo atienden porque el tren le cercenó una pierna y le fracturó la otra.
Electricista por oficio, el compatriota llevaba cuatro años viviendo en Palenque, Chiapas, con su cónyuge. Sin embargo, desde hace tiempo no tiene trabajo, lo que lo llevó a entrar en desesperación e iniciar el tortuoso camino a Monterrey. Se topó con una pesadilla.
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Quería salvar a una infante
García le contó a Beatriz que se subieron al tren unos encapuchados; de inmediato se dirigieron hacia donde estaba una señora con su niña, a quien pretendían arrebatar por la fuerza.
«Mi esposo se metió y le dijo a uno de los hombres ‘loco, ¿para qué le vas a quitar la pequeña a su madre? ¿No ves que es una güirra pequeña? Pero no le hicieron caso», relató la mujer a Imagen Televisión.
Seguido, uno de los supuestos delincuentes le habría dicho a García que se callara o le dispararían dos veces en la cabeza. «Él le dijo ‘está bien bien compa, tranquilo tranquilo’, pero en eso, el otro le lanzó una patada y lo aventó», dijo Beatriz.
A la altura de Canticas, en Minatitlán, Veracruz, cayó a un costado de las vías y, por más que intentó alejarse, La Bestia le pasó por encima, dejándole su pierna derecha destruida.
Unidos y desamparados en la desgracia
En plena calamidad, García se arrastró como pudo en búsqueda de auxilio por un kilómetro. Sin embargo, a quien encontró de primera mano fue a José Fernando (con quien comparten apellido), otro hombre cuya pierna fue destrozada por el tren.
Momentos después, unos trabajadores de la zona los avistaron y auxiliaron. Uno de estos samaritanos indicó que las víctimas del tren estaban abrazados en las vías y solo uno estaba -a medias- consciente.
Ahora Javier Francisco y José Fernando están ambos a la expectativa de donadores de sangre o+. También necesitan alimentos, ropa y sábanas.
Beatriz pidió el apoyo de la población local porque asegura que desde el Consulado de Honduras en México no se han proyectado con la causa.
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