REDACCIÓN. Nolvin Alfredo Díaz, de 42 años, conoció el llamado “sueño americano” desde sus sombras más profundas. Originario de Honduras, llegó a Estados Unidos buscando un mejor destino, pero las decisiones que tomó lo condujeron por caminos que terminaron en condenas, deportaciones y, ahora, la posibilidad de enfrentar su sentencia más dura.
Díaz fue arrestado en agosto de 2024 por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), en la ciudad de Lewisburg, Virginia. Se encontraba viviendo sin documentos legales, a pesar de haber sido deportado en dos ocasiones anteriores por delitos relacionados con drogas.
Los registros judiciales revelan que en 2006 lo deportaron por primera vez. Luego de que lo condenaran por posesión de heroína. Aun así, volvió a ingresar al país y, en 2010, fue nuevamente arrestado y expulsado, esta vez tras enfrentar cargos por posesión de cocaína. A pesar de ello, reingresó una vez más, siendo ubicado y deportado desde Colorado.

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Cada reingreso ilegal representó un delito federal adicional en su historial. El pasado 29 de mayo, Nolvin Díaz se declaró culpable ante un tribunal federal en Beckley, Virginia Occidental, por el cargo de reingreso ilegal. Esta declaración lo enfrenta a una pena de hasta 10 años de prisión.
“El caso demuestra nuestro compromiso de perseguir enérgicamente a quienes reingresan al país con antecedentes penales graves”, afirmó el fiscal federal Will Thompson. Por su parte, el fiscal adjunto Erik S. Goes enfatizó: “Cuando se ignoran las leyes migratorias una y otra vez, y se combinan con delitos graves, el sistema responde con firmeza”.
El juez federal Omar J. Aboulhosn será el encargado de dictar sentencia. Una vez cumpla su condena. A Díaz lo deportaran nuevamente. Sin embargo, esta vez bajo estricta vigilancia federal, como caso prioritario.
Su historia refleja el contraste entre la esperanza de una vida mejor y las decisiones que, una y otra vez, lo alejaron de ella. Tres reingresos, tres condenas y un ciclo que, por ahora, parece no tener fin.