Redacción. En medio de las recientes redadas masivas llevadas a cabo en Los Ángeles, la comunidad migrante en Estados Unidos vive una creciente ola de temor que trasciende la condición legal de sus integrantes.
Desde Sacramento, California, Noel Banegas, un migrante hondureño que trabaja en el sector hotelero, ofreció un testimonio que ilustra la profundidad de esta preocupación latente.
Banegas destacó que el miedo no es exclusivo de quienes carecen de documentos, sino que también afecta a personas con residencia o estatus legal. “Hay quienes tienen residencia o algún estatus legal, pero igual tienen miedo, porque la situación se está poniendo muy tensa”, señaló.
Añadió que para los indocumentados la situación es aún más grave, mencionando casos donde las personas evitan asistir a sus trabajos o a sus citas judiciales por temor a la deportación.
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Afectaciones
Aunque Banegas no ha experimentado dificultades en su empleo, ha observado cómo varios compatriotas prefieren renunciar a sus fuentes de ingreso o limitar su vida diaria para reducir el riesgo de ser detectados.
“Hay gente que prefiere perder sus oportunidades antes que arriesgarse. Y es muy difícil para ellos porque saben cómo está Honduras, especialmente con el desempleo. Regresar no es una opción”, manifestó con preocupación.
El hondureño hizo un llamado urgente a las autoridades del país para que proporcionen un apoyo integral a quienes son deportados, que contemple no solo la asistencia económica, sino también ayuda psicológica.
“No es solo lo económico, también está lo psicológico. Muchos llegan devastados por la separación de sus familias, por haber perdido todo lo que tenían en Estados Unidos. Esto sin saber qué hacer al volver a un país que ofrece pocas oportunidades”, explicó.
Este relato se suma a la experiencia de cientos de migrantes que, en su búsqueda de un futuro más prometedor, enfrentan la constante amenaza de perderlo todo y regresar a sus países en un entorno lleno de incertidumbre y dificultades.