REDACCIÓN. Edwin Isaías Ayala Sabil, un migrante hondureño de 30 años, desapareció el 17 de junio en Bolaños de Calatrava, Ciudad Real, España, el mismo día en que su pareja, Yadira Quintanilla, dio a luz a su tercera hija, Adriana.
A pesar de que han transcurrido más de cinco meses desde su desaparición, su familia continúa sin saber su paradero, y la angustia se apodera de su pareja, quien está desesperada por encontrarlo.
Edwin trabajaba como jornalero en la recolección de cebollas y ajos. Según Quintanilla, la última vez que habló con él fue media hora antes de su desaparición. En esa conversación, Edwin le preguntó si quería algo de comer, lo que hacía pensar que todo estaba en orden. Sin embargo, poco después, el joven desapareció sin dejar rastro, lo que ha dejado a su familia en shock.
La joven madre asegura que la desaparición no fue voluntaria. «Él no se fue porque quiso, algo le pasó», afirmó entre lágrimas, resaltando que dejó atrás sus documentos importantes en la vivienda en la que residen en España. Además, detalló que Edwin no tenía vehículo propio, solo una bicicleta, que hasta el momento no ha sido encontrada. También llevaba consigo un celular antiguo que no tiene acceso a internet ni a GPS, lo que hace aún más difícil rastrear su ubicación.
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Las autoridades, incluyendo la Guardia Civil, han realizado varias búsquedas en la zona, pero hasta ahora no han tenido éxito. La principal hipótesis de las autoridades es que la desaparición fue voluntaria, pero la familia rechaza esta teoría, ya que Edwin estaba muy ilusionado con la llegada de su hija.
La pareja, que llegó a España para escapar de las amenazas de las maras que extorsionaban su negocio en Honduras, tiene otros dos hijos, de 9 y 14 años, a quienes planeaban traer a Europa. En su última conversación, Edwin había mostrado gran preocupación por el bienestar de su pareja, quien estaba en su noveno mes de embarazo.
La Asociación SOS Desaparecidos ha emitido una alerta sobre la desaparición de Edwin, describiéndolo como un hombre de 1.65 metros de altura, complexión delgada, con ojos verdes y cabello negro y ondulado. A pesar de los esfuerzos de las autoridades y los vecinos de Bolaños de Calatrava, el paradero de Edwin sigue siendo un misterio. Las investigaciones continúan abiertas, pero aún no se han encontrado pistas claras sobre lo que realmente ocurrió.