Redacción. Un beso lleno de amor, lágrimas y sentimientos encontrados marcó el emotivo reencuentro de Josué Aguilar, un hondureño deportado, con su esposa Jéssica Rodríguez, ciudadana estadounidense, en el aeropuerto Ramón Villeda Morales de San Pedro Sula.
Hace un mes, el hondureño regresó a su país natal tras una deportación. Sin embargo, Jéssica viajó desde los Estados Unidos para visitarlo tras este hecho.
La pareja, que se casó en 2022, tuvo que separarse de manera inesperada. El hondureño asistió a una cita para tratar de obtener su aprobación de la petición familiar I-130.
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Sin embargo, lo que prometía ser un avance se convirtió en el inicio de su separación. Según contaron a Univision Noticias, un agente les aseguró que su matrimonio era legítimo, incluso mencionando a su hijo Joshua como prueba.
La situación tomó un giro sorpresivo, cuando las autoridades apartaron a Jéssica y al niño del hondureño. Del mismo modo, las autoridades informaron al hondureño que tenía una orden de deportación emitida desde 2018, relacionada con su ingreso ilegal a Estados Unidos en 2014 en busca del «sueño americano».
Una lucha legal
Ahora, Josué y Jéssica están a la espera de una resolución para el problema legal del hondureño, con la esperanza de que pueda regresar a territorio estadounidense y reunirse con su pequeño hijo de dos años. Mientras tanto, el amor de la pareja es tan fuerte que Jéssica ha decidido viajar regularmente a Honduras mientras el caso de Josué es analizado por una corte de apelaciones en Virginia.
Este caso resalta la compleja realidad de las deportaciones de hondureños. Al cierre de abril de 2025, al menos 14,000 hondureños habían sido deportados de Estados Unidos. Del total, 8,800 corresponden a la administración de Donald Trump, incluyendo vuelos civiles y militares, según datos del Instituto Nacional de Migración (INM) de Honduras. En 2024, el país registró aproximadamente 42,000 deportaciones.