27.6 C
San Pedro Sula
miércoles, abril 24, 2024

Tuvo Covid-19, lo despidieron y Eta lo inundó: hondureño superó 3 pruebas en 7 meses

Debes leer

CORTÉS, HONDURAS. Una tras otra, de prueba en prueba, como afrontar el Covid-19, ser despedido de su trabajo y perder su casa por las inundaciones que provocaron las tormentas tropicales Eta e Iota, así han sido los últimos meses para Daniel Vega Cardona, un joven sampedrano que, a pesar de todo, dice que «no reniego de nada».

El muchacho se contagió en su centro de trabajo, que era un tienda ubicada en El Palenque, y como si estar infectado no fuese ya demasiado, él tuvo que pasar su cumpleaños en una sala del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS).

«Me contagié de Covid-19 en mayo, a finales, a tres días, y pasé exactamente nueves días interno», contó él a TIEMPO Digital. Pero cuando Daniel comenzó a sentir síntomas y fue a hacerse la prueba de detección, sus jefes, su empresa, en lugar de apoyarlo, le dieron la espalda y lo despidieron.

«Cuando yo fui al doctor, exactamente el 26 de mayo, me dieron tres días de incapacidad, e indirectamente desde ese día, me despidieron. Hasta ese momento estaba infectado, pero aún no lo sabia. El medico me detectó una farinjolaringitis y me extendió esa incapacidad», lamentó Daniel.

«Cuando me presenté al día siguiente, una vez vencida la incapacidad, me despidieron sin justificación. Para rematar, me despidieron sin pagarme la última quincena de mayo y fue cuando empezó ‘lo bueno'», agregó.

Lea también: Desde su cama en el IHSS, fotógrafo retrata logros y miedos de internos por Covid-19

Un caso de gravedad

Y es que, a partir de ese día, los síntomas de Vega Cardona eran más intensos, como dolores de cabeza insoportables, mucha fiebre, pérdida del olfato y gusto, tos seca y, «lo más terrible, me asfixiaba».

El joven permanecía en su casa, sufriendo en silencio, pero, un día, «de milagro llegó mi mamá a buscarme a la casa y fue ella quien me llevó a internarme al IHSS. Si hay algo que tengo que agradecer a mi madre fue llevarme en el momento exacto, porque ya iba con 32 de oxigeno, a poquito de tener un respiratorio», aseveró.

Su estadía en el Seguro Social fue traumática, tuvo miedo, a veces perdía las ganas de continuar luchando y a pesar de que médicos y enfermeras estaban pendientes de él en todo momento, él se sentía solo.

«Yo no había querido alertar a nadie, ni molestar vecinos. Pensé que se me pasaría pronto. Anímicamente fue un golpe duro, tuve miedo, pensé que me iba a morir«, recordó él durante su comunicación telefónica.

Pero, de pronto, la tristeza de convirtió en alegría, pues «de la nada», sus amigos y familiares comenzaron a escribirle a su WhatsApp, dándole palabras de ánimo, lo cual fue como una inyección de energía para recuperar las ganas de vivir.

«Me puse a cuentas con Dios y me senté en paz, me sentí satisfecho, y fue cuando el profe Raúl y la profesora Saraí me escribieron para darme aliento. Milagrosamente muchos de mis contactos empezaron a preguntarme y llamarme. ¿Sabes qué sentí luego de eso? Sentí ganas de vivir, porque hacía minutos antes me daba por vencido», rememoró.

Otra nota: COHEP: Más de un millón de empleos se perdieron por Eta, Iota y la pandemia

Un nuevo comienzo… siempre difícil

Con los ánimos renovados, la recuperación de Daniel avanzó a pasos agigantados, y pronto fue dado de alta. «El día que me dieron de alta, fue una sensación más que de victoria, como de una oportunidad más para volver a empezar. Tuve tiempo de ver atrás en mi vida y ganas de volver a hacer todo bien», dijo.

Aún continuaba desempleado, sin dinero, pero luego de su experiencia cercana con la muerte, nada podía quitarle la felicidad ya, ni siquiera la siguiente difícil prueba que debía afrontar: las tormentas tropicales Eta e Iota. Su casa se inundó hasta el techo y debió abandonar su colonia.

«De nuevo estaba yo ahí, sin dinero, sin trabajo, inundado hasta los queques y sin nada en casa, literalmente, más que escombros. Solamente dije que si esa era la voluntad de Dios, que yo no era quien para cuestionarle, pero mi mamá y mi familia me han apoyado fielmente hasta el momento», agradeció.

Golpeado moralmente, psicológicamente y económicamente otra vez, pero él sabía que
que todo lo que acontecía era el presagio de algo bueno para su vida, y así fue, pues, poco a poco, las cosas han cambiado para bien.

«En diciembre logré empezar a trabajar en una gran empresa que me acogió con los brazos abiertos y me ha permitido volver a empezar. Creo que no dejé pérdida de mi casa me afectara negativamente, porque estoy con vida, con trabajo nuevamente y con la oportunidad de rehacer mi vida, pero todo lo debo a Dios, mi mamá, a mi familia y a mis amigos increíbles que se preocupan por mí», cerró.


Nota para nuestros lectores:

Suscríbete gratis a más información en nuestro WhatsApp haciendo clic en el siguiente enlace: http://bit.ly/2LotFF0.

Estás a un paso de recibir nuestro PDF Gratis

Última Hora

Hoy en Cronómetro

error: Contenido Protegido