REDACCIÓN. Elvis David Portillo, un joven hondureño de tan solo 15 años, fue asesinado trágicamente mientras trabajaba en la ciudad de Clute, Texas, Estados Unidos. La víctima, originaria de Tocoa, Colón, había migrado a suelo estadounidense en busca de un mejor futuro y con la esperanza de apoyar económicamente a su familia en Honduras.
De acuerdo con la información proporcionada por autoridades locales, el hecho ocurrió el pasado 11 de julio cuando tres jóvenes se encontraban cortando el césped de un solar. Sin previo aviso, uno de ellos —que también era amigo cercano de Elvis— sacó un arma de fuego y disparó contra los otros dos. Elvis falleció en el lugar, al igual que otro joven de origen nicaragüense.
El responsable del doble homicidio fue capturado poco después del ataque y actualmente permanece recluido en un centro juvenil del condado de Brazoria. Aunque se trata de un menor de edad, enfrentará cargos por homicidio, según lo confirmó la policía de Texas.
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“Al matar a mi hijo, se llevaron mi corazón”
La noticia de la muerte de Elvis causó un profundo dolor entre sus familiares tanto en Estados Unidos como en Honduras. Fue su tío, con quien el joven vivía en Houston, quien comunicó la tragedia a la familia en Tocoa. El padre del adolescente relató que su hijo había estado hablando con su hermano pocos minutos antes de morir, sin imaginar que sería la última vez que escucharía su voz.
«Al matar a mi hijo se llevaron mi corazón», expresó entre lágrimas el padre de Elvis, quien ahora clama justicia y pide apoyo para repatriar el cuerpo del joven a Honduras, donde esperan darle el último adiós rodeado de sus seres queridos.
A Elvis David Portillo lo describían como un joven tranquilo, amable y con una sonrisa que iluminaba cualquier espacio. A su corta edad, había decidido emigrar a Estados Unidos con la ilusión de mejorar su vida y la de su familia. Sus allegados lo recuerdan como un muchacho trabajador, educado y con muchas metas por cumplir.
