TEGUCIGALPA, HONDURAS. Ya pasó casi un año desde que Laura Ruíz, contrajo el mortal virus y como una guerrera, venció al COVID-19. Es poco lo que recuerda de ese marzo de 2020 cuando luchaba por sobrevivir y así lo relató a TIEMPO Digital.
En conversación con reporteros de TIEMPO Digital contó que recuerda que andaba con alergia a finales de marzo, pero una semana después «se enfermó muy rápido».
En ese momento, Laura comenzó a tener problemas para respirar, la llevaron en ambulancia al Instituto Cardiopulmonar (Hospital del Tórax) y la pusieron en aislamiento. Cuando llegó, su respiración estaba tan mal que ni siquiera podía soplar lo suficiente para apagar una vela.
Los síntomas de COVID-19 incluyen dolores corporales, fiebre y escalofríos. Laura vive en la colonia El Carrizal, al norte de la capital de Honduras. Ella tiene menos de 40 años de edad y no tiene problemas colaterales de salud.
A alguien como Laura no se le consideraba una persona de alto riesgo, como para ponerse grave por el COVID-19, no estaba muy preocupada de contagiarse. Todo eso cambió rápidamente.
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Esposo e hijas contagiadas
Pasaron algunas semanas desde que Laura salió positiva a COVID-19, su esposo y dos de sus tres hijas se contagiaron. No obstante, no tuvieron síntomas graves. Tras dos semanas, ellos se recuperaron y el virus continuaba en el organismo de Laura.
Relató a los periodistas de TIEMPO que «una enfermedad leve puede ser bastante miserable». Su esposo tuvo fiebre alta y terribles dolores musculares por lo que estuvo postrado en cama durante casi una semana.
Mientras tanto, Laura, con sus problemas respiratorios, tuvo fiebre leve y diarrea, perdió su sentido del gusto y el olfato. Además, presentó dolores corporales que describió como mucho peores que los que dan con la gripe.
Durante su recuperación, tuvo altibajos en su recuperación, empero los síntomas más graves persistieron por alrededor de un mes.
Luego de casi un año, ya está mejor y está trabajando de nuevo, sin embargo, aún se sigue recuperando. Ella cuenta que al final del día termina agotada, cuando antes de contraer el mortal virus, concluía una jornada laboral con energía.
Laura se frustra mucho cuando la gente minimiza los efectos del COVID-19 y dice «es como la gripe». Agregó que el COVID-19 «es brutal» y asegura que no le conviene a nadie enfermarse. Finalizó diciendo que «la larga y lenta recuperación ha sido para una persona sana… mucho más de lo que nunca habría pensado».
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