Redacción. En un país donde el abandono animal sigue siendo una problemática visible, una hondureña ha decidido marcar la diferencia. Kenia Munguia Oyuela, una ciudadana comprometida con el bienestar animal, ha impulsado desde hace siete años un emprendimiento que combina una guardería para gatos y perros con un refugio para animales en situación de calle.
Su proyecto, llamado “Hogar de paso, una segunda oportunidad”, se ha convertido en un espacio seguro para los felinos y caninos que han sido rescatados del abandono y el maltrato en Tegucigalpa.
“Todo comenzó por una gatita”, relató Oyuela en una entrevista a un medio local, al explicar el origen de esta noble causa. Desde entonces, su labor no se ha detenido.
Actualmente, el refugio alberga a 45 gatos, cifra que varía según la cantidad de rescates y adopciones. La mayoría de los animales bajo su cuidado son felinos.
El proyecto funciona tanto como una guardería para mascotas, un servicio que permite a los dueños dejar temporalmente a sus animales en buenas manos, como también un refugio para animales sin hogar.

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Apoyo
Con los ingresos obtenidos del servicio de guardería, Oyuela cubre parte de los gastos que implica el cuidado de los animales, incluyendo alimentación, insumos, medicinas y visitas veterinarias.
Además, para recaudar fondos, la emprendedora realiza rifas y vende accesorios para mascotas. Sin embargo, el sostenimiento económico del refugio sigue siendo un gran desafío.
Oyuela explicó que en muchas ocasiones los gastos médicos, especialmente los veterinarios, superan su capacidad financiera.
Ante esta situación, realizó un llamado a la población hondureña que guste en sumarse a esta causa, ya sea adoptando un animal, contratando los servicios de la guardería o brindando ayuda económica.
Aquellos interesados pueden contactarla a través de sus páginas oficiales en redes sociales, donde se encuentra como “Hogar de paso, una segunda oportunidad”. También, pueden comunicarse al número 3348-5757.

Kenia Oyuela representa a una creciente red de ciudadanos que, con recursos limitados pero un gran corazón, luchan diariamente por ofrecer un futuro digno a los animales que han sido olvidados por la sociedad. Su historia es un ejemplo de empatía, resiliencia y compromiso con la vida.
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