Redacción. La hondureña Percida Romero, quien viaja con siete adultos y cuatro menores de edad de Honduras, relató el drama y las dificultades del camino hacia EEUU.
Romero consideró “lamentable” que no exista ayuda por ningún lado, y que les nieguen el acceso al transporte para transitar por México.
Mencionó que han pagado hasta 1.000 pesos por persona (casi 57,5 dólares) por boletos de autobús y en una ocasión los detuvieron las autoridades migratorias solo por transitar.
“La verdad que esos caminos son muy duros. Más que todo, quien hace sufrir al migrante es la migra (autoridades migratorias)”, añadió.
Contó que ellos solo hacen una comida al día, mientras que cuidan de una niña enferma que acudió a servicios de urgencia en un hospital de la capital.
“Estamos alojados en la casa de migrantes Cuauhtémoc, ahí nos dan comida y así estamos aquí, no queremos seguirnos arriesgando para arriba porque las leyes están claras, en que esperemos la cita y esa es la misión, esperar la cita”, relató.
Señaló que han sido testigos de casos cercanos que han recibido la ayuda, así como de la violencia por robos y abusos de autoridad.
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El drama migratorio de México
La nueva ola migratoria ha alcanzado a Ciudad de México, donde centenares de extranjeros han llegado a instalarse en casas de refugio e incluso en campamentos en las calles mientras esperan su intento de cruzar a Estados Unidos.
En la Plaza Giordano Bruno, en el céntrico barrio Juárez, familias de migrantes duermen o pasan ahí el tiempo en espera de una cita con las autoridades mexicanas para su regularización migratoria.
Los migrantes, en su mayoría de Haití y Centroamérica, tienden su ropa en bardas, y cocinan sus alimentos y calientan sus bebidas en asadores que funcionan con carbón.
Otros más ya han tendido lonas y han aprovechado trozos de madera para instalar un campamento, donde al menos 100 personas transitan y comen en ese lugar ubicado entre la calle Roma y Milán.