Redacción. Ante los últimos acontecimientos relacionados con asaltos en el rubro de trasporte en Tegucigalpa, una madre de familia de 50 años de edad reveló la terrible historia que ha tenido que enfrentar al utilizar los «rapiditos» para transportarse.
Marta, de quien por temas de seguridad obviaremos su nombre completo, acudió de manera urgente a Diario Tiempo para exponer su caso y para que las autoridades policiales le den seguimiento a esta problemática.
«Ya no aguanto más», fue lo primero que expresó Marta, entre lágrimas, mientras narraba la aterradora experiencia que vivió en la tarde del día de ayer jueves, 28 de noviembre miércoles, cuando abordó un microbús rumbo a su trabajo.
Marta sale de su casa a las 7 de la mañana para dirigirse a su trabajo y lleva más de 20 años tomando un «rapiditos» para transportarse a las instalaciones donde trabaja.
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Desde que se subió, la señora se percató de que en el medio de transporte venían tres jóvenes que actuaban de manera extraña. Ya casi para llenar a su destino, estas personas sacaron unas armas de fuego y comenzaron a decir: «Denme todo lo que andas, si no aquí los matamos».
«En ese momento lo único que se me vino a la mente fue orarle a Dios y pedirle que nos salvara y que nada malo pasara dentro de la unidad. Es más, yo siempre camino una biblia pequeña en mi cartera y solo la saqué y empecé a orar con mis ojos cerrados», dijo Marta para Diario Tiempo.
Más de 5 asaltos en menos de cuatro meses
Entre lágrimas, Marta denunció que en los buses de la ruta Carrizal-Centro la han asaltado más de cinco veces en menos de cuatro meses. Situación que sin duda debería de ser analizada por las autoridades policiales.
«Uno sale con miedo de la casa, ya que nadie te asegura que puedas volver sana y salva. En estos meses la delincuencia en el trasporte se vive más frecuente. Por eso hacemos un llamado a la policía que nos brinde seguridad en las unidades de trasporte», agregó Marta.
En los últimos meses, los conductores y pasajeros han denunciado un aumento de este tipo de ataques, especialmente en zonas de la colonia Kennedy, Hato de Enmedio y los alrededores de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Los delincuentes, generalmente jóvenes armados, aprovechan el hacinamiento de los vehículos para llevar a cabo los asaltos rápidamente y escapar antes de que la policía pueda intervenir.