TIJUANA, MÉXICO. Dos madres hondureñas, acompañadas de cinco niños, cruzaron desde la garita de San Ysidro, en Tijuana, para buscar refugio en Estados Unidos.
Por más de tres años esperaron en México para que su caso de asilo político fuera escuchado en Estados Unidos, una espera que parecía eterna y que por fin terminó cuando agentes de Aduanas y Protección Fronteriza les permitieron el paso.
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Cientos de personas que esperaban cruzar al trabajo y la escuela fueron testigos de la historia de María Toribia. Ella es originaria de Honduras, con su hijo de 14 años en brazos junto a su hija mayor y cinco niños bajaron desde la camioneta del albergue.
En Oaxaca vivieron por más de dos años y luego en camión llegaron a Tijuana hace casi seis meses. Toribia dijo que intentó ir al campamento migrante de El Chaparral, sin embargo, a las pocas horas se dio cuenta que no podría quedarse ahí ante las condiciones del tiempo.
«Me siento preocupada por mi bebé porque a veces convulsiona y se pone mal», dijo la hondureña.
De acuerdo con el líder del albergue, aunque no forman parte del programa MPP, el estado de salud del hijo de María, que padece hidrocefalia, permitió que el gobierno de Estados Unidos les otorgara un acceso más rápido.
«Vienen a ser casos como inminentes que sus vidas están en peligro», dijo a Telemundo20, Alberto Rivera, presidente de A.C. Civil Agape, misión mundial en Tijuana.
Momentos angustiosos
TELEMUNDO 20 acompañó desde el albergue hasta la garita de San Ysidro a esta familia, quienes cerca de media hora esperaron la aprobación de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) para cruzar. En la frontera, las madres acompañadas de los menores portaban sus mochilas, cobijas y algunos alimentos mientras esperaban a ser atendidas.
Minutos más tarde, un agente salió con una hoja en mano donde pasó lista de sus nombres que parecían ya estar dados de alta en una lista con la que ellos contaban.
“No teníamos números, yo esperaba que me iban a dar un número aquí. Ya luego tomaron vídeos del niño de allá del otro lado. Después me llamaron para que diéramos todos los datos, los nombres y todo. Dije yo: ¡qué grande es mi Dios misericordioso!”, relató María Toribia minutos antes de cruzar.
Toribia iba acompañada, además, de un hijo de 10 años, su hija de 25 años y sus tres nietos.
Esta hondureña dijo que su expareja la abandonó por la condición en la que está su hijo de 14 años quien padece de hidrocefalia.
“Ya no voy a gastar ni un peso, así me dijo y la verdad yo no quiero que el niño esté así”, fueron las palabras de la expareja. María comentó que para ella ha sido algo duro, pero con dolor le dije a él: “Pues yo me separo de ti y sigo con mi vida”.
Ahora espera que estos pasos que dio dentro de territorio estadounidense sean el inicio de una nueva vida.
«Me vine para Estados Unidos para que mi hijo enfermo tenga una atención médica, una rehabilitación de terapias. Además, para que mi otro hijo de 10 años tenga un mejor futuro y que pueda estudiar», dijo María Toribia.
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