ESTADOS UNIDOS.
María Meza, 40 años de edad, originaria de Honduras, llegó a Estados Unidos junto a la primera caravana de migrantes que salió de San Pedro Sula el pasado 13 de octubre de 2018.
La compatriota dijo en una ocasión el reconocido diario estadounidense The New York Times que huyó del país porque era víctima de violencia familiar.
En diciembre, ella y dos de sus hijas se encontraban entre los migrantes de solicitantes de asilo a los que los agentes de la Policía lanzaron gas lacrimógeno cuando se acercaban a la frontera. Los uniformados creyeron que los indocumentados habían planeado un ataque.
Una fotografía de la hondureña y sus pequeñas huyendo de los gases se hizo viral en las redes sociales. También en medios de comunicación internacionales.
Al final, a ella y a sus hijas les permitieron ingresar a Estados Unidos a través del puerto de entrada en Otay Mesa, California. Allí solicitaron protección de Estados Unidos con la asistencia de abogados y miembros del congreso.
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«Sueño americano»
En las oficinas de Migración le colocaron un monitor para rastrear sus movimientos. También emitieron una notificación para que comparecer ante los tribunales a fin de que pueda solicitar asilo formalmente.
Pero la espera ha sido más larga de lo que ella pensaba, pues desde diciembre hasta ahora, la fecha de su llegada al tribunal no se ha establecido.
Esto afecta en gran manera a Meza y a sus hijas, pues hasta que le concedan el asilo no podrá obtener un permiso de trabajo. Por tal razón, ella y sus hijas buscan la solidaridad de iglesias, sinagogas y organizaciones comunitarias, las que le han dado ayuda financiera. Ante ello, «sin el apoyo de toda esta gente, estaría pasando hambre”, dijo al medio norteamericano.
