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viernes 26 diciembre 2025

Guatemala y Honduras entre los peores indicadores del Índice Global del Hambre 2025

Redacción. El Índice Global del Hambre 2025 (GHI), elaborado por Welthungerhilfe y Concern Worldwide junto con el Institute for International Law of Peace and Armed Conflict (IFHV) y difundido en español por Ayuda en Acción, advierte que el mundo avanza demasiado lento para erradicar el hambre.

El informe revela que la puntuación global apenas descendió de 19,0 en 2016 a 18,3 en 2025, manteniéndose en un nivel de hambre “moderado”. Al ritmo actual, al menos 56 países no alcanzarán un nivel bajo de hambre para 2030, y de mantenerse la tendencia, ese umbral solo se lograría hacia 2137.

El GHI clasifica la situación como “alarmante” en siete países y “grave” en otros 35. Además, en 27 naciones la situación empeoró desde 2016.

América Latina y el Caribe: progreso estancado

La región redujo de manera significativa el hambre desde el año 2000, pero el progreso se ha estancado durante la última década. En este contexto, Guatemala y Honduras emergen como focos críticos.

En Guatemala, cerca del 50 % de los niños menores de cinco años presenta retraso en el crecimiento, especialmente en comunidades indígenas y rurales. A pesar de programas sociales y alimentarios, la combinación de pobreza estructural, crisis climática y alta informalidad han limitado los avances. El informe señala que el hambre en Guatemala representa un freno estructural al desarrollo económico.

En Honduras, la puntuación GHI en 2025 se ubicó en 12,5, con un repunte de la subalimentación al 14,8 % entre 2022 y 2024. Además, el retraso en el crecimiento infantil alcanza al 17,9 % de los niños menores de cinco años, lo que genera presión sobre los sistemas de salud, educación y productividad futura.

El informe subraya que el hambre ya no puede considerarse únicamente un problema social. En economías como las de Guatemala y Honduras, se está convirtiendo en un riesgo económico sistémico.

Entre sus impactos destacan:

  • Menor productividad laboral: la malnutrición limita capacidades cognitivas y físicas desde la infancia.
  • Mercados internos debilitados: los hogares con inseguridad alimentaria consumen menos y priorizan la supervivencia sobre bienes y servicios.
  • Mayor informalidad y migración: la inseguridad alimentaria impulsa la migración forzada y desarticula cadenas productivas locales.
  • Aumento del riesgo social y político: incrementa la conflictividad, la inestabilidad y la presión sobre los gobiernos.

Se indicó que para las empresas, esto significa fuerza laboral menos calificada, mayores costos indirectos, entornos de negocio más volátiles y dificultad para sostener inversiones de largo plazo. En otras palabras, no hay crecimiento sostenible en territorios donde el hambre es estructural.

Honduras
De cara a 2026, el Índice Global del Hambre 2025 deja un mensaje inequívoco: sin seguridad alimentaria, no hay economía sostenible.

Radiografía regional

En América Latina y el Caribe, la subalimentación afecta al 5,4 % de la población, es decir, a 34,6 millones de personas, y uno de cada ocho niños sufre retraso en el crecimiento. Aunque algunos países, como Ecuador, muestran mejoras, factores como el alto costo de los alimentos, el cambio climático y la fragilidad económica amenazan los avances.

Tras analizar dos décadas de evidencia, el informe concluye que el hambre persiste no por falta de soluciones, sino por la falta de implementación sostenida.

El GHI destaca la necesidad de políticas públicas sólidas, sistemas de datos confiables, inversión en resiliencia climática y desarrollo local inclusivo, así como el empoderamiento de mujeres, jóvenes, pequeños agricultores y comunidades indígenas.

Advertencia a gobiernos y empresas

El informe deja un mensaje inequívoco: Guatemala y Honduras no solo enfrentan una crisis humanitaria, sino también una amenaza directa a su desarrollo económico futuro. Para los gobiernos, el desafío es político y estructural; para el sector privado, es estratégico. Ignorar el hambre no reduce el problema, sino que lo traslada a la inversión, la estabilidad y la competitividad.

De cara a 2026, el Índice Global del Hambre 2025 advierte: sin seguridad alimentaria, no hay economía sostenible.

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