Redacción. La pasión por la gastronomía hondureña cruzó continentes gracias a un chef japonés que decidió llevar los sabores catrachos a la ciudad de Tokio, capital de Japón.
Su amor por la comida de Honduras comenzó hace 35 años, cuando vivió en San Pedro Sula y quedó fascinado por la riqueza culinaria del país.
“El primer día que probé la comida catracha me encantó”, confesó el chef, quien recuerda con nostalgia el calor de San Pedro Sula y cómo, al regresar a Japón, extrañaba profundamente los sabores de Honduras.
Esta añoranza fue la motivación para abrir el primer restaurante hondureño en Japón. “A mí me encanta Honduras, por eso abrí este restaurante”, afirmó.
En su establecimiento, el chef ofrece una variedad de platillos tradicionales hondureños, entre los que destacan las baleadas, los tamales y las pupusas.
También incluye bebidas típicas, con el objetivo de brindar a sus comensales una experiencia completa de la cultura catracha.
“No solo quiero mostrar la comida hondureña, quiero que la gente conozca a Honduras como país”, explicó.
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Pasión
Sin embargo, preparar estos platos en Tokio no es tarea sencilla. Según el chef, conseguir ingredientes auténticos es un desafío constante.
“Tokio es una ciudad muy grande, y dedico mucho tiempo a buscar distintos sectores hasta que finalmente consigo lo necesario”, señaló.
Con humor, también reconoció que algunos insumos, como el queso seco, fundamental para ciertas recetas como las baleadas, no existen en Japón, lo que le obliga a adaptarse.
A pesar de los retos, el chef japonés se ha consolidado como un embajador de la gastronomía hondureña en Asia, demostrando que el amor por la comida trasciende fronteras y que los sabores de Honduras pueden conquistar incluso los paladares más lejanos.
