Redacción. La paciencia de los pasajeros que viajan a diario hacia Valle de Ángeles llegó a su límite tras una fuerte pelea entre usuarios de los buses conocidos como “rapiditos”, en la terminal ubicada en una estación de servicio del barrio Guanacaste, en Tegucigalpa.
Según testigos, la discusión comenzó cuando una mujer le reclamó a otras dos, una de ellas menor de edad, por agarrar el asiento que, según ella, le correspondía. “¡Yo estaba primero, hacé fila!”, gritó una de ellas, mientras la otra le respondía. En cuestión de segundos, las mujeres adultas se tomaron del cabello y comenzaron a forcejear, ante la mirada de quienes esperaban abordar. La menor resultó afectada también ante los fuertes golpes de la mujer.
Otros pasajeros intentaron separarlas, mientras un despachador trataba de calmar los ánimos gritando: “¡Ya viene el otro, no se preocupen!”. Sin embargo, su intento solo provocó más reclamos.
Un hombre empujó al trabajador del transporte exigiendo que no dejaran subir a quienes “se colaban sin hacer fila”, mientras otros gritaban pidiendo orden. Tras varios minutos de caos, una de las jóvenes decidió bajarse del bus “visiblemente molesta”, dando por terminado el enfrentamiento, aunque los ánimos siguieron tensos.
Cansancio y reacciones en redes sociales
La escena no tardó en viralizarse en redes sociales, donde varios pasajeros compartieron videos del altercado. “Esto ya se volvió costumbre, todos los días es lo mismo por los retrasos”, escribió un usuario en Facebook, mientras otro comentó en tono de queja: “esta gente no tiene educación”.
Los pasajeros aseguran que las peleas por conseguir asiento se han vuelto comunes desde que comenzaron los trabajos de reparación en la carretera Tegucigalpa–Valle de Ángeles. En el kilómetro 12, a la altura de la aldea Zarabanda, uno de los carriles colapsó el pasado 19 de octubre debido a las lluvias. Aunque la Secretaría de Infraestructura y Transporte (SIT) anunció que la obra duraría entre cuatro y siete días, ya pasaron más de tres semanas sin avances visibles.
El paso se mantiene habilitado únicamente por un tramo provisional, lo que causa embotellamientos de hasta tres horas en horas pico. Esta situación ha generado malestar generalizado, al punto que muchos usuarios exigen a las autoridades mayor control.



