Redacción. Cinco años han trascurrido desde el paso de la tormenta tropical Eta por el territorio hondureño, un fenómeno natural tristemente recordado por sus severas afectaciones, principalmente en el Valle de Sula, al norte de Honduras.
Las constantes lluvias con altos acumulados provocaron el desbordamiento de los caudalosos ríos Ulúa y Chamelecón, situación por la que varias comunidades aledañas quedaron prácticamente bajo el agua.
Muchas familias lograron evacuar con tiempo y trasladarse a sitios seguros. Sin embargo, otros se quedaron atrapados en sus casas, en medio del agua y con el temor de perder su vida.

Es por ello que cuerpos de socorro de diferentes instituciones se movilizaron al sector para iniciar las labores de rescate. Una de las personas que destaca en estas acciones es el ahora comisario de policía, Cristian Manuel Nolasco.
En aquel momento, Nolasco estaba asignado a la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) en San Pedro Sula, pero al ver la emergencia, dejó de lado su uniforme para cumplir una gran misión: salvar y proteger muchas vidas.
El comisario habló en exclusiva con Diario Tiempo para recordar un poco de lo que vivió en noviembre del 2020 y que lo marcó como policía. Su testimonio resalta el don de servicio de parte de los agentes con la sociedad hondureña.

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Experiencia que lo marcó
«Siempre, cuando pienso en Eta, parece que estaba viendo una película, porque uno vio Titanic y otras donde hay inundaciones, y parte de eso uno lo vi real. Yo recuerdo que cuando andábamos en esa zona de asentamientos humanos recogiendo personas, en esa zona de la Rivera Hernández, andábamos con una lanchita y todos se nos querían tirar encima. Pero teníamos que tener cuidado porque si se tiraban todos, nos hundíamos todos, por eso seleccionamos primero a los niños y a las mujeres, y por último a los hombres», relató el comisario.
Nolasco también recordó que empezaron a rescatar personas con balsas manuales, pero luego lograron conseguir algunas con motores. Justo en estas pequeñas embarcaciones trasladaban la comida y víveres para que las personas afectadas se pudieran alimentar.
«Algunas personas se quedaron en segundas o terceras plantas esperando que bajara el agua, pero necesitaban alimentación. Es por ello que más que rescatar, teníamos que andar dejando víveres a algunas personas», añadió.

El uniformado, con 25 años de trayectoria en la Policía Nacional, aseguró que la palabra Eta le recuerda cómo arriesgó su vida, pero al ver llorando niños o adultos pidiendo auxilio, su don de servir y proteger le dio la fuerza necesaria para cumplir con esta misión.
Nolasco reveló que al ver esta situación en el Valle de Sula «se me vinieron unos recuerdos a la mente, bastante fuertes. Cuando yo viví en la frontera de Honduras con Nicaragua, en La Fraternidad, San Marcos de Colón, Choluteca, donde teníamos una casita, un hermano con un candil la quemó, por negligencia. Perdimos nuestra casa y casi perdemos a tres hermanitos, yo andaba en la escuela».
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El don de servicio
Del mismo modo, recalcó que el ser policía le permite ayudar a mucha gente y de la mejor manera, sin necesidad de dinero u órdenes de por medio. Con las buenas acciones, un agente policial se puede convertir en un líder en la comunidad, dijo.
Cristian Nolasco agregó que tras la pérdida de su primera casa, se mudaron con su familia a Trojes, El Paraíso, donde construyeron otra vivienda. Sin embargo, una tormenta tropical con vientos y lluvias se las destruyó.
«Cuando pasa este evento (Eta) a mí se me vienen esos recuerdos. Si de mí depende ayudar, yo buscó manera de ayudar. En ese momento (2020) casi nadie salía a las calles, todo mundo encerrado, porque también estaba la pandemia, pero siempre he tenido esa empatía que cuando hay problemas, busco la forma de servir», contó.

Según el testimonio del uniformado, rescatar a personas en Eta le hizo recordar que él vivió situaciones similares, pero que, a pesar de todo, sí es posible levantarse, recuperarse, ya que lo más importante es la vida y las acciones que se hagan.
En noviembre del 2020, Nolasco tenía un cargo en la DPI, pero también ejecutaba su rol de vocero. Es por ello que en medio de las inundaciones y rescates de Eta, tomaba fotografías y daba declaraciones para poder apoyar a los periodistas.
Le tocó salvar a subalternos
«Todo se fue expandiendo. Primero solo fue en las colonias cerca de Choloma, yo salvando gente, pero luego no me imaginé que sería a mis propios compañeros. Lo que más recuerdo es que yo pensaba que andaba salvando al pueblo, y resulta que en esa misma intención, estaba en peligro una colaboradora que estaba bajo mi mando».
Es allí donde le toca sacar del peligro a su subalterna, una auxiliar de la Secretaría de Seguridad asignada en Cortés. Ella estaba atrapada, pedía ayuda y nadie le respondía, por lo que él juntó a su equipo, se movilizaron a la zona y la sacaron a salvo.
Algo que destacó el comisario de policía es que durante ese fin de semana, a él le correspondía su tiempo de descanso. Pero, al ver la emergencia, olvidó esos días libres y rápidamente coordinó para salir a rescatar personas.

«Las demás personas de mi grupo se fueron. Yo tenía 4 días libres, en los que podía estar en mi casa solo viendo las noticias. Mi jefe me dejó trabajar el fin de semana al servicio del pueblo de la tormenta tropical Eta», añadió.
Luego, comenzó a realizar muchas coordinaciones para ayudar a las personas por diferentes vías, ya fuera la pluvial, aérea o terrestre. «Lo bueno de esto fue que sirvió de efecto multiplicador, porque muchos policías, al verme a mí, se sumaron para ayudar a los demás», resaltó.
Liderazgo y reconocimiento
Además de los múltiples agentes que se sumaron a las acciones, iglesia, personas de buen corazón y organizaciones se acercaron al comisario de policía para que él se encargara de llevar hasta los afectados raciones de comida caliente para que se alimentaran.
«Los días iban pasando y me convertí en un referente, en un coordinador para poder ayudar a la gente, era un punto de contacto clave para poder ayudar. Luego, se hicieron los reportes de todo lo que hizo el equipo que yo andaba», contó Nolasco.
El comisario recordó que en aquel momento dejaron en el olvido andar capturando personas. De hecho, hasta se adentraron a colonias consideradas como «peligrosas o calientes», donde en ningún momento nadie intentó siquiera faltarles al respeto, porque todos sabían que andaban ayudando y rescatando familias.

De acuerdo con los datos que recabaron como equipo, salvaron miles de vidas en el Valle de Sula. No obstante, él de manera personal logró sacar del peligro a más de mil (1,000) personas.
«Nos andábamos exponiendo en el sentido que eran aguas contaminadas, residuales, pero. Yo me preocupé, pero hice caso omiso y seguí salvando, eso no me detuvo a mí», aseguró.
Momentos destacados
Un episodio que lo marcó durante los rescates por Eta es cuando llegó donde un señor que estaba atrapado en un techo. Al rescatarlo, él le dijo que tenían que llevar a «WiFi», pero Nolasco no le entendía. Pronto, le indicó que se trataba de su perrito. A ambos los sacaron del peligro y llevaron a un lugar seguro a bordo de la canoa.
Nolasco también se enfrentó a otra situación difícil. Tras rescatar un niño, lo reportaron como desaparecido. Los familiares le querían deducir la responsabilidad a él, cuando lo único que hizo fue sacarlo del peligro y llevarlo a un sitio seguro. Al final todo se resolvió favorablemente y lo lograron ubicar a salvo.
El comisario Cristian Nolasco recalcó que, a pesar de que han pasado 5 años de los embates de Eta, hay muchas personas que siguen viviendo en las zonas de riesgo en el Valle de Sula, situación que no deja de causar temor ante la llegada de otro fenómeno natural al territorio hondureño.
Lo más importante de su vida estaba en riesgo
Para finalizar, el uniformado reveló a Diario Tiempo un detalle del que nunca había hablado. En medio de aquel agitado momento, le tocó salir a rescatar a su esposa e hijos que estaban en una zona con riesgo a inundaciones.

«Después de tanto rescatar gente, la que estaba en riesgo era mi familia en Villanueva, Cortés. Resulta que mi esposa, hijos y suegra estaban en riesgo. Me tocó ir a rescatarlos a ellos, llevarlos a un lugar seguro en San Pedro Sula para ponerlos a salvo», detalló Nolasco,
El valeroso agente dejó en evidencia, en primer lugar, que es un gran ser humano destinado a servir; además, sus acciones develan una fuerte mentalidad, forjada en la Policía Nacional, que le permitió atender una situación de este tipo.
Según el uniformado, cada miembro de la Policía Nacional debe demostrar para qué está hecho, y de esta manera poner en alto el lema de «servir y proteger».



