Redacción. Muchas veces, una fotografía es suficiente para transmitir emociones. Dependiendo del momento y del contexto, puede despertar felicidad, tristeza o paz. En otros casos, provoca asombro y admiración ante la fuerza de lo que capta.
Christopher Cantarero, fotógrafo profesional, experimentó en carne propia los estragos de los huracanes Eta e Iota. Con su cámara, inmortalizó momentos difíciles y sorprendentes, mostrando tanto la devastación como la resiliencia de las personas afectadas. Sus imágenes capturan la intensidad de la tragedia y, al mismo tiempo, reflejan la esperanza y la fortaleza humana, convirtiendo su trabajo en un testimonio único de la experiencia vivida.
Cada fotografía de Cantarero transporta al espectador al momento en que estos desastres naturales pusieron de rodillas a todo Honduras.

Lea además: A cinco años de Eta, El Tablón continúa siendo una promesa sin consenso
En entrevista con Diario Tiempo, el fotógrafo contó que, pese a encontrarse en una situación crítica por el paso de los huracanes, se acercó el 6 de noviembre del 2020 a la estación del Cuerpo de Bomberos y se ofreció a participar en un rescate.
Se colocó botas de hule y se unió a los bomberos, quienes tenían varias misiones, entre ellas rescatar a un grupo de personas atrapadas en un deslizamiento en el sector de El Junquillo. Durante el recorrido, tuvo que cruzar un río dividido por la corriente, cuyas aguas eran intensas. Sin embargo, la adrenalina de Cantarero superó el peligro y logró atravesarlo junto con los bomberos.
Al llegar al lugar del rescate, Cantarero sacó su cámara y capturó el momento exacto en que uno de los bomberos rescataba a un niño. Sin dudarlo, se lanzó al agua, que le llegaba hasta la cintura, y apuntó su cámara hacia el bombero, logrando tomar la icónica fotografía que luego daría la vuelta al mundo.
Tras ese momento, continuó tomando más fotografías mientras el equipo completaba el rescate. Al regresar a la estación, revisó todas sus imágenes y, al no poder elegir una favorita, decidió compartirlas todas en sus redes sociales.
Esa publicación se volvió viral, pero fue la fotografía del rescate del bombero la que captó la atención internacional, siendo compartida por medios nacionales e internacionales y consolidando el trabajo de Cantarero como un ejemplo de valentía, humanidad y periodismo visual de impacto.

Impacto de su trabajo
Si bien reconoce que esa fotografía, junto a otras, le valieron muchos elogios, Cantarero dice que lo que más valora fue el reconocimiento hacia el bombero del rescate, Mario Alemán, quien era un voluntario. Su labor, salvar la vida de ese niño y de otras personas, fue ampliamente aplaudida.
Pero no todo fue fácil para Cantarero. También admite que, para él, era muy difícil ver las fotografías, ya que muchas veces lloraba, sobre todo porque cuando Eta e Iota golpearon Honduras, acababa de ser padre.
“Fue algo duro… yo al ver las fotografías lloraba porque tenía una bebé… mis fotografías yo se las dedico a ella, para contarle la historia después de cómo golpearon estas tormentas tropicales a Honduras y destacar el trabajo de los bomberos”, manifestó el fotógrafo.
Cantarero tampoco pudo evitar sentirse afectado por los estragos de Eta e Iota. Relató que su madre, quien vivía cerca de un río, perdió partes de sus cosas debido a estos fenómenos naturales.
“Por la noche mi mamá me llamó y me dijo que fuera a la casa… me sentí en ese momento impotente y con un nudo en la garganta al saber que mi mamá corría peligro donde estaba”, relató.
Momentos difíciles
El fotógrafo explicó que, si bien él vivía en una zona segura, rescatar a su madre fue doloroso, porque ella tuvo que dejar atrás muchas de sus pertenencias, fruto de años de esfuerzo.
Además, confesó que no era fácil tomar fotografías en esos días, ya que al ver a niños llenos de lodo y limpiando sus casas, la tarea se volvía emocionalmente muy dura.
Galería
A través de su lente, Christopher Cantarero no solo capturó imágenes, sino también historias de coraje, solidaridad y esperanza. Cada fotografía trasciende lo visual: refleja el esfuerzo de quienes se enfrentan a la adversidad, la resiliencia de las familias hondureñas y el compromiso de héroes como Mario Alemán.



