Redacción. En un ambiente lleno de nostalgia, colores y devoción, miles de familias hondureñas abarrotaron este 2 de noviembre los cementerios del país para rendir homenaje a sus seres queridos fallecidos.
Con coronas florales, velas encendidas y oraciones, los camposantos se convirtieron en escenarios de reencuentro espiritual y tradición familiar.

Desde tempranas horas, largas filas de vehículos y vendedores de flores anunciaban la jornada especial del Día de los Difuntos.
En el Cementerio General de Tegucigalpa, el movimiento era constante, con adultos, jóvenes y niños llegando cargando flores. Mientras tanto, algunos músicos ofrecían serenatas junto a las tumbas, creando un ambiente de recuerdo y homenaje.

“Cada año venimos con mi mamá a ponerle flores a mi abuela. No importa el calor ni la distancia, es nuestra manera de decirle que no la olvidamos”, expresó María Fernanda López, una joven de 22 años que viajó desde Comayagua junto a su familia en HCH.
Seguridad
Las autoridades municipales y policiales implementaron operativos de seguridad y control vial para garantizar el orden en los alrededores de los cementerios más concurridos. Asimismo, vendedores informales aprovecharon la ocasión para ofrecer desde arreglos florales hasta comidas típicas.
“Es un día de sentimientos encontrados, pero también de alegría, porque recordamos con cariño a los que se fueron”, comentó Don Felipe Martínez. Mientras hablaba, el adulto mayor, entre lágrimas, limpiaba la tumba de su esposa fallecida hace seis años.

Los cementerios se inundaron de rezos, cantos y el dulce aroma de las flores. Mientras algunos visitantes colocaban fotografías, veladoras y mensajes escritos sobre las tumbas, otros guardaban silencio, tomando unos minutos para reflexionar y recordar a sus seres queridos.
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A pesar del dolor que envuelve la fecha, el Día de los Difuntos continúa siendo una de las tradiciones más arraigadas en Honduras. En este contexto, la memoria y el amor se unen para mantener vivos los lazos familiares más allá de la muerte.



