26.9 C
San Pedro Sula
martes 2 diciembre 2025

A 7 meses del accidente aéreo en Roatán, sobreviviente rompe el silencio: «pensé que no volvería a caminar»

La Ceiba, Honduras. Han pasado más de siete meses desde la tragedia que conmocionó a Honduras el 17 de marzo de 2025, cuando un avión de la aerolínea Línea Aérea Nacional de Honduras (Lanhsa) se precipitó al mar frente a la pista del Aeropuerto Internacional Juan Manuel Gálvez de Roatán, en Islas de la Bahía. A bordo iban 17 personas; 12 perdieron la vida —entre ellas el reconocido cantautor garífuna Aurelio Martínez Suazo— y 5 lograron sobrevivir de forma casi milagrosa.

Una de esas sobrevivientes es Liliana Estrada, quien hoy, a sus 25 años, continúa enfrentando las secuelas físicas y emocionales de aquel día que cambió su vida para siempre. En una entrevista exclusiva para Al Rojo Vivo, relató con valentía los momentos de horror que vivió durante y después del accidente.

“El avión explotó… es un milagro que cinco personas hayamos sobrevivido”, recordó con la voz entrecortada. Liliana confesó que antes del despegue tuvo un fuerte presentimiento de que algo saldría mal. “Le decía a mi pareja y a mi hermana: tengo miedo, todo está oscuro, siento que algo va a pasar”, contó.

@liliancaballerohn

Liliana Estrada es una de las cinco sobrevivientes del accidente aéreo en Roatán. ✈️ El avión explotó segundos después de despegar… Siete meses después, cuenta cómo logró sobrevivir y cómo cambió su vida. 🙏🇭🇳 #Roatán #Honduras #Historias #Milagro #FYP

♬ sonido original – Lilian Caballero

Le puede interesar: Rescatan a tres menores tras vuelco de kayak en Roatán

Su temor se volvió realidad apenas el avión levantó vuelo. La aeronave JetStream 32, matrícula HR-AYW, perdió el control y se desplomó al mar en cuestión de segundos. “El avión ya empezaba a moverse para todos lados. Se levantó y cayó… no estuvo ni un minuto en el aire”, narró.

Tras el impacto, Liliana despertó en el agua, confundida y con múltiples heridas. Sufrió quemaduras, fracturas en la columna, pelvis y rostro, y pasó dos meses sin poder caminar. “Estuve a cinco centímetros de quedar paralítica. Esos cinco centímetros son los que me salvaron”, dijo.

Su proceso de recuperación ha sido doloroso. Entre terapias físicas y varias cirugías, Liliana ha aprendido a vivir con las cicatrices visibles y las que no se ven. “Las fisioterapias dolieron mucho, pero más dolía no poder valerme por mí misma. No recibimos ayuda de nadie; todos los gastos los cubrió mi familia y mi pareja”, lamentó.

A pesar del miedo constante que la acompaña, Liliana agradece estar viva. Sin embargo, pide justicia por las víctimas que no pudieron contarlo. “Ellos se lo merecen. Nosotros todavía podemos hablar, pero los que ya no están, ya no tienen voz”, afirmó con firmeza.

Lo Último

Lo más visto