Redacción. La industria maquiladora en Honduras atraviesa uno de sus momentos más delicados en décadas, mientras cientos de ciudadanos pierden empleos por el cierre de varias plantas textiles.
Más allá del desempleo, el verdadero problema, según dirigentes sindicales, es la pérdida de confianza de las empresas que durante años sostuvieron miles de puestos de trabajo en el país.
Evangelina Argueta, representante de la Red de Sindicatos de la Maquila, advirtió que el reciente cierre de una planta textil en Villanueva, Cortés, al norte del país, refleja una tendencia preocupante: las inversiones se están desplazando hacia países vecinos que ofrecen mayor estabilidad jurídica, menores costos y políticas activas de atracción empresarial.

“Estamos viendo cómo empresas con décadas de operar en Honduras están empacando sus equipos. No es sólo por el costo laboral, sino porque sienten que aquí no hay garantías para seguir invirtiendo”, explicó.
La dirigente lamentó que el gobierno no adopte medidas concretas para frenar el traslado de operaciones hacia El Salvador o Nicaragua, donde los incentivos fiscales y la modernización de parques industriales resultan más atractivos.

Desindustrialización
De acuerdo con la dirigente sindical, la situación podría derivar en una desindustrialización paulatina si no se implementan estrategias de retención de inversiones y programas de reconversión laboral.
“Necesitamos un plan de rescate para el sector textil, no sólo promesas. Hay que revisar los impuestos, la energía, los servicios y la seguridad jurídica. Cada cierre no es sólo una pérdida económica, sino un golpe social enorme”, subrayó.

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