Redacción. La política comercial internacional ha entrado en una nueva fase de tensión tras la entrada en vigor de los aranceles impuestos por Estados Unidos a las importaciones de México, Canadá y China.
La medida, que establece tarifas de entre 10 % y 25 %, ha desatado una guerra comercial que podría alterar el equilibrio económico mundial. En este escenario, Honduras observa con cautela, consciente de que, aunque no es un objetivo directo, las repercusiones podrían afectar su estabilidad económica.
Honduras mantiene estrechas relaciones comerciales con los países involucrados en la disputa. Estados Unidos es su principal socio comercial, mientras que China y México figuran entre sus principales proveedores de bienes esenciales. Ismael Zepeda, economista, advierte que la interconexión económica entre estos países coloca a Honduras en una situación vulnerable.
«Cuando se revisa la balanza comercial, se observa que Honduras tiene importantes y relaciones con estos países. Por ejemplo, la importación de más de 2 mil millones de dólares de China o el mismo México, sin olvidar el fuerte vínculo con Estados Unidos«, indicó Zepeda.
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Consecuencias para la economía hondureña
Honduras depende de la importación de alimentos, tecnología, combustibles y maquinaria, productos que podrían experimentar alzas de precios debido a la guerra comercial. Mario Palma, coordinador de investigaciones del Foro Social de la Deuda Externa de Honduras (Fosdeh), advierte sobre el impacto inflacionario que podría generarse.
«Sin duda alguna, la economía hondureña será afectada, ya sea por la aplicación directa de aranceles o por la especulación en los mercados internacionales. Esto se traducirá en un incremento de precios y, por ende, en una mayor presión inflacionaria en el país», explicó Palma.
Ante este panorama, el sector empresarial también llama a la acción. Paola Díaz, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa (CCIT), enfatiza la necesidad de establecer una estrategia para mitigar el impacto.
«Como economía sumamente importadora, es indispensable definir un plan de acción que permita contrarrestar las consecuencias de esta guerra comercial. Debemos buscar mecanismos que ayuden a mantener la estabilidad económica y protejan a los consumidores», señaló Díaz.
Honduras: ¿víctima o refugio económico?
Mientras algunos sectores ven a Honduras como una posible víctima de la guerra arancelaria, otros consideran que el país podría encontrar oportunidades en esta crisis. La posibilidad de atraer inversión extranjera y diversificar mercados es una opción latente, especialmente si las empresas buscan reubicar su producción para evitar los aranceles de Estados Unidos.
Sin embargo, Zepeda advierte que el gobierno debe estar alerta y preparado para reaccionar ante cualquier cambio en la política comercial estadounidense. «La Secretaría de Desarrollo Económico debe monitorear de cerca las decisiones de Estados Unidos y prever cualquier medida que pueda impactar a la región centroamericana», mencionó.
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