Redacción. El hallazgo de un cadáver envuelto en una sábana roja estremeció este jueves a vecinos que transitaban por la carretera hacia El Cimarrón, en Tegucigalpa. Este hallazgo evidencia un nuevo episodio de violencia que golpea a la capital hondureña.
Los testigos alertaron a las autoridades tras notar que el cadáver yacía envuelto en una sábana roja, cubierto además con bolsas negras. La escena generó alarma entre quienes transitaban por el lugar.
Investigadores policiales sospechan que a la víctima la asesinaron en otro punto de la capital y posteriormente trasladaron el cuerpo hasta este sector para abandonarlo. El hallazgo refuerza la hipótesis de un crimen cometido con premeditación.

Pistas del crimen
Equipos de la Policía Nacional y de la Dirección Policial de Investigaciones llegaron al sitio para acordonar el área y levantar evidencias que pudieran aportar pistas. Paralelamente, especialistas de Medicina Forense del Ministerio Público realizaron el levantamiento y trasladaron el cadáver a la morgue capitalina, donde se le practicará la autopsia que determinará la causa exacta de la muerte.
Aunque las circunstancias del crimen aún no se esclarecen, el caso se suma a la creciente ola de violencia que golpea a Tegucigalpa y al país en general.
Las autoridades informaron que en las próximas horas ofrecerán un reporte preliminar para esclarecer la identidad de la víctima y las posibles motivaciones del asesinato.
Múltiples casos
En lo que va de 2025, las autoridades ya han reportado varios casos de hallazgos de cadáveres abandonados en distintas zonas del país. En la mayoría de estos hechos, los cuerpos aparecen envueltos en sábanas o dentro de bolsas. Eso refleja un patrón cada vez más recurrente en la forma de desechar a las víctimas de la violencia.
Estos escenarios no se limitan únicamente a Tegucigalpa; también se han registrado en otras ciudades y comunidades de Honduras, lo que mantiene en alerta a la población y a las fuerzas de seguridad. Investigadores señalan que esta modalidad busca encubrir la identidad de las víctimas y entorpecer las investigaciones, aunque en la práctica también envía un mensaje de terror a la sociedad.