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jueves, mayo 2, 2024

¿Honduras sin primavera?

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Raúl Peña

El Movimiento Indignado de Honduras, que a semejanza de los movimientos que dieron origen a la primavera árabe y a la guatemalteca, ha sufrido uno de sus más fuertes reveses con la propuesta que ha dejado el representante de la OEA, John Biehl y a la cual seguramente el gobierno le dará la mayor bienvenida y prometerá cumplir a pies juntos, aunque acá todos sabemos cómo cumplen nuestros gobiernos, especialmente este que nos tiene tan frustrados y estresados.

El Movimiento Indignado que tiene casi 18 semanas de estar en las calles con sus valientes antorchas, ya había perdido fuerza por sí mismo especialmente al interior del país y tendrán que hacerse muchos esfuerzos para que sus peticiones – que compartimos como hondureños – se logren, ya que lo que se vislumbra es un enfriamiento en el tiempo al matiz de una tercera propuesta que no es ni CICIH ni SIHCIC sino más bien una mezcla que se enfoca en una reforma integral del sistema de justicia hondureño, pero que evade la investigación de los graves hechos de corrupción que han generado el repudio de la población y nos huele otra vez a perdón y olvido.

¿Qué de quien es la culpa? Ese es tema de un profundo análisis, pues el único que no puede ser señalado es el pueblo quien desde el primer día acogió la idea con entusiasmo y hasta hoy está dispuesto a seguir la lucha, aquí lo sucedido hay que desglosarlo en partes y otorgarle a cada quien su responsabilidad con la intención de lograr los objetivos iniciales: en primer lugar, la culpa la tienen los directivos de los indignados, que nunca trazaron una estrategia clara y dejaron que el movimiento fuese independiente en las demás ciudades, produciéndose un rompimiento de la cadena nacional, pues si bien LIBRE no dominaba la totalidad del movimiento en Tegucigalpa, en el interior, especialmente en San Pedro, estos se apoderaron de las calles; también deben de reconocer que su soberbia y prepotencia inicial, no permitió que instituciones o grupos más maduros les prestaran ayuda y se cerraron en sus temas, dando el mensaje de ser gente caprichosa como lo dice ahora el propio Biehl.

También toman responsabilidad en este fracaso temporal las instituciones civiles y los empresarios que no prestaron su gente ni activaron fuertemente a favor de la causa, ya sea porque no les convenía o por negligencia, total que a la clase media se le dejó toda la carga de marchar, mientras los dirigentes se perdían entre sesiones y luces de cámaras; otros responsables – y quizás los más – son los políticos como Nasralla y Mel que se entrometieron inmediatamente que percibieron la oportunidad de captar simpatías y aunque estuviesen de acuerdo con la propuesta, su campo de acción no debió haber sido nunca las calles, al final perjudicaron más que lo que ayudaron, pues JOH inteligentemente convocó al Congreso Nacional en Gracias y con ayuda de los liberales y otros cerraron el paso a la CICIH, lo cual sirvió de argumento al facilitador para decir que ya no es posible la instalación de esta importante comisión.

Por otro lado, el gobernante ha jugado sus cartas y ha estado insistiendo en un gran diálogo nacional que nunca fue tema de discusión, evadiendo discutir los temas solicitados y contando con el apoyo de sus afines en el entorno social, buscando desarticular a la oposición que nunca logró consolidarse ya que los intereses de los presidenciables parecen ser irrenunciables y que además tienen representantes en el Congreso que algunos dejan mucho que desear y se han desprestigiado en apenas dos años.

Quizás, los mayores traidores a la causa indignada han sido los medios de comunicación – mejor dicho, los dueños – quienes han puesto candados a la libre información y han sesgado su verdad para hacer aparecer al Movimiento Indignado como una cosa poca, superflua y sin futuro; por último, no podemos olvidar a la comunidad internacional quien ha guardado un silencio sepulcral al respecto, no ha tenido la sana intención de hacer el bien, como la tuvieron para hacer el mal durante los acontecimientos del 28 de Junio.

El presidente debe estar respirando más tranquilo sin una CICIH que le respire en su espalda y por los momentos lo vemos victorioso y seguro de una probable reelección – aunque no lo diga, no hace falta, sus ciervos lo dicen – con el apoyo de la OEA y la ONU a su gobierno, más el apoyo de USA en sus planes de militarización.

Toca ahora al pueblo hondureño, buscar nuevas estrategias para protegerse de la corrupción, el robo, la inequidad y la impunidad que todavía no quiere dejarnos y que vive de nuestros impuestos y tasas. Pero cuando la lucha es justa, no hay tirano que resista; la guerra no está perdida, al contrario, apenas inicia el camino de una nueva Honduras.
raulpena@hotmail.com

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