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jueves, marzo 28, 2024

Honduras, donde la riqueza natural es destruida con fuego y cemento

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CORTÉS. Desde hace décadas, Honduras, como nación, ha sido reconocida por su incalculable riqueza natural. Las montañas pobladas de árboles, plantas y flores deleitaban a niños y adultos, hasta que las propias acciones de los ciudadanos y el paso de proyectos «modernos» destruyeron el verde que nos distinguía, a punta de fuego y cemento.

No es un secreto que la mano criminal acabó con más de 40 mil 500 hectáreas de bosque en los primeros cuatro meses del 2018. También, cifras del Instituto de Conservación Forestal (ICF) indican que se registraron 685 incendios hasta la fecha.

Los lugares más afectados son Puerto Lempira, Distrito Central, Juticalpa, Yoro y San Francisco de Becerra. De la misma manera, San Marcos de Colón, Danlí, Campamento, Ojojona y Gualaco.

La poca importancia de parte de las autoridades y ciudadanos ante un problema que consume el país, lo agrava todavía más. Además, en la mayoría de incendios registrados, no se captura a sospechosos y mucho menos se consiguen declaraciones de testigos. Por lo cual, quedan en la impunidad.

Según la Ley Forestal, Áreas Protegidas y Vida Silvestre de Honduras, los causantes de incendio deberían castigarse con una pena de entre 6 a 12 años de cárcel.

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Complicidad en Honduras

Por otra parte, las autoridades municipales se convierten en cómplices de los destructores de la naturaleza. Anualmente aprueban miles de permisos para cortar árboles y destruir áreas verdes, sin importar las consecuencias.

¿En qué se basa su criterio para conceder los permisos? ¿No importa el daño ocasionado al medio ambiente? ¿Tienen especialistas capacitados que evalúen el impacto que causaría en una zona el cortar los árboles?

Las autoridades responden que se basan en las leyes de Honduras. Sin embargo, el Reglamento Ambiental, en su última modificación en el 2016, el numeral cinco, artículo 86, capítulo 13, explica que quien reciba autorización para poda de árboles, deberá sembrar tres por cada árbol cortado y diez cuando sean árboles en veda.

La encargada de otorgar los permisos a empresas, proyectos y ciudadanos comunes, es la División Municipal Ambiental (DIMA). Y surgen las preguntas como, ¿quién se encarga de velar porque se cumpla la ley? ¿cuál es el plazo para sembrar los nuevos árboles y dónde?

Lo cierto es que, al parecer, DIMA otorga permisos sin importarle el impacto. En San Pedro Sula, capital industrial del país, el proyecto Siglo 21 de la compañía constructora William y Molina, arrasó con enorme cantidad de árboles.

Permisos de DIMA

Tiempo Digital recibió denuncias de pobladores de las colonias afectadas y se constató el daño. Para construir el puente a desnivel en el bulevar del Este, se eliminó toda una línea de árboles que daban color y aire fresco a la zona.

Asimismo, en el tramo de la 33 calle, entre el Estado Olímpico y El Polvorín, cortaron árboles con años de antigüedad. Ahora, el sector que era conocido por su color verde, quedó reducido a tierra árida y «construcciones innovadoras».

Además, cabe destacar que la 3era avenida, que da acceso a la Cervecería Hondureña y al Bulevar del Norte, prácticamente quedó sin árboles tras un corte registrado la semana pasada. Los ciudadanos reaccionaron molestos y denunciaron el caso.

¿A dónde van a parar todos estos árboles cortados? La Unidad de Investigación de Tiempo Digital constató que la Municipalidad de San Pedro Sula a través de DIMA, lleva la materia prima a centros educativos técnicos de la ciudad.

Una situación que permite la pregunta de si se trata de un negocio entre las autoridades de DIMA y las empresas involucradas. 

Ante las denuncias, la compañía no se pronunció. En Honduras, las obras son más importantes que el medio ambiente. Todo resulta más relevante que cuidar los árboles y plantas que brindan aire puro, sombra y vivacidad.

Se escucha decir que Honduras quiere seguir el modelo de países desarrollados. Sin embargo, en otras naciones, predomina el respeto por el ambiente. Se busca la manera de reducir el daño, se siembran árboles, se cumple la ley y se trata de adecuar los proyectos y obras para causar el mínimo daño.

¿Cuál es el resultado tras años y años de irrespeto a las leyes ambientales? Nos encontramos con barrios y colonias con graves problemas para tener a su alcance el agua potable. También se reportan ríos completamente secos, el incremento del calor, aire contaminado y problemas respiratorios.

La mayoría de árboles cortados son distribuidos en centros educativos técnicos a cargo de la Municipalidad de SPS.
La mayoría de árboles cortados son distribuidos en centros educativos técnicos a cargo de la Municipalidad de SPS.

Día de la tierra en Honduras

En años anteriores, las calles de las principales ciudades del país eran escenarios para ciudadanos que protestaban ante los «atilas» del medio ambiente. El pasado domingo 22 de abril, Día de la Tierra, se registraron algunas marchas. Sin embargo, la mayoría eran actividades curriculares de institutos y colegios.

Es una situación preocupante, puesto que deja entrever que el interés por proteger el medio ambiente ha sido «cortado» como hoy hacen con los árboles de nuestros bulevares y bosques.

Honduras no es la misma desde que sus autoridades entraron a la desenfrenada carrera por modernizar la infraestructura del país, olvidando en sus contratos de concesiones, el medio ambiente.

Lo que pasa en la 33 calle, el bulevar del Este y otros lugares de San Pedro Sula y Honduras debe preocuparnos…

…Pero no solo el Día del Árbol, el próximo 30 de mayo.

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