Redacción. En 2025, mientras países como Brasil, Chile y Uruguay lideran el despliegue de la red 5G en América Latina, miles de hondureños aún luchan por conseguir una conexión mínima, incluso en zonas urbanas del Distrito Central. La brecha digital en el país no sólo persiste: se amplía cada día y mantiene a Honduras entre las naciones más rezagadas en tecnología y acceso a internet.
La situación no es nueva, pero ya resulta insostenible. “Las telecomunicaciones funcionan a través de un bien público: la radiofrecuencia. El Estado debe garantizar que ese bien se use para conectar a las personas, no solo donde hay ganancias”, explica José Mario Sauceda, analista en temas de conectividad.
A su juicio, la desconexión no ocurre por casualidad ni por imposibilidad técnica: ocurre porque el Estado no regula, no invierte y no actúa con voluntad política. En otras palabras: el rezago no es únicamente técnico, es estructural.

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Zonas desconectadas en pleno corazón del país
Aunque muchos creen que el atraso digital afecta principalmente a comunidades rurales, la realidad es más grave, porque ni siquiera las grandes ciudades están completamente conectadas.
En el propio Distrito Central, barrios como Los Pinos, Bella Oriente, Altos del Trapiche (etapas V y VI), Lomas del Sur y Villa Foresta enfrentan señales deficientes o nulas. En estas zonas, la cobertura móvil no alcanza, las redes de datos colapsan y el acceso a internet resulta intermitente o inexistente.
¿Las razones? Una combinación de infraestructura obsoleta, falta de inversión privada y ausencia de presión estatal para garantizar una cobertura universal. “El problema no es que no se pueda, sino que no se exige. El Estado debe imponer metas de conectividad en zonas no rentables, porque esto no se trata de mercado, se trata de derechos”, enfatiza Sauceda.
El impacto se refleja en la educación, la salud y el trabajo. Sin internet, los estudiantes no pueden acceder a clases virtuales ni a recursos en línea. Las familias no logran agendar citas médicas, realizar trámites digitales ni optar a empleos remotos. El aislamiento digital también limita el acceso a servicios bancarios, la participación ciudadana y la comunicación básica con el resto del país.
La carrera desigual del 5G
Mientras miles de hondureños buscan una “rayita de señal”, el mundo corre hacia nuevas velocidades. En América Latina, sólo tres países han activado oficialmente redes 5G: Uruguay, Chile y Brasil. En este último, por ejemplo, la Agencia Nacional de Telecomunicaciones proyecta una cobertura del 57.6 % para 2027. Allí, empresas como Claro, TIM y Telefónica ya compiten agresivamente en el despliegue de esta tecnología.
En contraste, Honduras no ha activado ni una sola red 5G. Su infraestructura básica sigue sin modernizarse. Según datos de 5G Américas, el país ocupa la tercera peor posición en cuanto a espectro radioeléctrico asignado a telecomunicaciones, con apenas 290 Megahertz (MHz), muy por debajo de Brasil (1,060 MHz) o Uruguay (815 MHz). Sólo Ecuador y Panamá tienen una asignación menor.
Este retraso mantiene a Honduras en el grupo de los países más rezagados de la región: junto a Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua y Costa Rica, forma parte del último pelotón en la llamada “carrera a diferentes velocidades”.
No se trata únicamente de un tema tecnológico: el 5G no es solo una red más rápida, sino una infraestructura clave para digitalizar el trabajo, la salud, la educación y toda la economía. A nivel global, los países que lideran el despliegue de esta red también avanzan en automatización industrial, inteligencia artificial, ciudades inteligentes y servicios públicos digitales.

Una región partida en dos velocidades
Aunque América Latina avanza, lo hace a ritmos desiguales. Chile, por ejemplo, ya habilitó más de dos millones de líneas 5G y estima una cobertura del 82 % del país. En República Dominicana, México, Guatemala y Perú también se observan avances significativos. Incluso Paraguay, que activó la red de quinta generación con una empresa estatal, ha logrado superar a Honduras.
Según GSMA Intelligence, para 2028 América Latina podría alcanzar 82 millones de conexiones 5G, lo que representaría apenas el 11 % del total global. Si Honduras no acelera su paso, podría quedar aún más rezagada.
Mientras tanto, las consecuencias del atraso se sienten en silencio. Y es un silencio digital. Un país que no conecta a su gente, desconecta su futuro.
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