Tegucigalpa, Honduras.– Con Biblias en la mano, banderas de Honduras ondeando y mensajes de esperanza, miles de hondureños protagonizaron una jornada histórica de oración por la paz y la democracia, lo que pare expertos puede significar una antesala de una posible votación masiva en las elecciones generales de noviembre próximo.
La movilización, convocada de manera conjunta por la Iglesia Católica y la Confraternidad Evangélica, se realizó de forma simultánea en más de 55 ciudades del país y comunidades hondureñas en el extranjero, congregando multitudes que dejaron en claro su deseo de unidad, reconciliación y justicia.
Desde la capital Tegucigalpa, San Pedro Sula, Choluteca, Comayagua, Santa Rosa de Copán, La Ceiba, Tocoa, Islas de la Bahía, Olanchito, Olancho, Lempira e incluso ciudades fuera de Honduras como Grand Rapids, Michigan (Estados Unidos) y en localidades de España, el clamor fue uno solo, orar por un país en paz, democrático y con elecciones libres.

La marcha se realizó en un contexto de incertidumbre electoral y tensiones políticas que se vienen registrado camino hacia las elecciones generales de noviembre. Además, se dio ante las críticas de un sector político y la amenaza de sus militantes un día previo.
Las iglesias y hondureños que se sumaron dejaron un mensaje: la verdadera fuerza de Honduras está en la unidad, en la fe y en el deseo compartido de construir un país en paz y democracia.

Una convocatoria masiva
El evento fue calificado por líderes religiosos como “histórico” y por muchos feligreses como una “respuesta del pueblo de Dios” en un momento de alta tensión política y social.
Durante 30 días de convocatoria, las iglesias llamaron a sus miembros y a toda la sociedad hondureña a unirse en oración, sin distinción de partido político.
La respuesta superó las expectativas: más de 200 buses llegaron desde diferentes partes de la zona central hacia Tegucigalpa.
Solo en la capital, según confirmó el dirigente del transporte Wilmer Cálix, 127 unidades fueron dispuestas gratuitamente para trasladar a quienes no tenían recursos. “Esto no tiene ningún interés, esto es por Dios”, aseguró.
Paralelamente, en ciudades como San Pedro Sula, La Ceiba, Choluteca y Tocoa, transportistas también pusieron a disposición sus unidades, reforzando el carácter solidario del evento.
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Inicio
En Tegucigalpa, la caminata inició en la Plaza de las Banderas de la UNAH y concluyó en el Estadio Nacional José de la Paz Herrera “Chelato Uclés”, donde el arzobispo José Vicente Nácher agradeció la participación y destacó que el evento fue “pacífico y pacificador”.
En San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante del país, la caminata estuvo marcada por la presencia de bandas musicales y delegaciones de todos los municipios de Cortés, quienes se sumaron con alabanzas y cantos.
Mientras que Comayagua, la capital colonial del país, fue el primer municipio en iniciar la marcha que culminó en la Catedral con el “Jubileo de las Familias”, marcando una actividad religiosa cargada de mensajes de esperanza.
En el departamento de Lempira, cientos de feligreses se concentraron en San Sebastián y otros municipios, donde el fervor y la devoción fueron protagonistas. Entre cantos y sombrillas, los participantes pidieron a Dios por la paz y la democracia.

En San Sebastián, Lempira, decenas de hondureños creyentes salieron a marchar en San Sebastián, Lempira, con pancartas, cánticos y sombrillas, como representación de las iglesias católica y evangélica. Marchando a un costado de las carreteras, los ciudadanos pidieron paz y democracia mediante la fe y el clamor a Dios.
Mientras que, en las Islas de la Bahía, el evento comenzó con una gigantesca bandera nacional, ondeada con orgullo por los participantes. Por su parte, en El Progreso, Yoro, los hondureños doblaron rodillas previo a comenzar la marcha y oraron por varios minutos.

En todas las ciudades del país la marcha comenzó pasado de las 2:00 de la tarde, únicamente en Comayagua y Lempira comenzó antes del mediodía.

Un acto con impacto internacional
La caminata no se limitó a Honduras. En Grand Rapids, Michigan, decenas de hondureños en el exterior se unieron a la convocatoria, mostrando que el clamor trasciende fronteras. En España también se reportaron movilizaciones de comunidades hondureñas.
La Santa Sede resaltó que, además de las calles, miles de fieles acompañaron desde sus hogares en oración, reforzando la idea de que el evento fue nacional e internacional.
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Un abrazo que marcó la historia
Uno de los momentos más simbólicos se registró a las 2:35 de la tarde en Tegucigalpa, cuando el pastor Gerardo Irías, presidente de la Confraternidad Evangélica, y el arzobispo José Vicente Nácher, líder de la Iglesia Católica en la capital, se fundieron en un abrazo.
La escena fue recibida con aplausos y lágrimas por los asistentes, que la interpretaron como un signo de unidad espiritual y de reconciliación nacional.
“Somos hijos del mismo Dios”, expresaron ambos líderes, sellando con ese gesto un mensaje contundente: la fe puede unir a un país dividido por la política.
La caminata fue incluyente. Personas de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores, caminaron juntos. Incluso personas en silla de ruedas participaron, mostrando que la fe supera las barreras físicas.
A la marcha también se sumaron migrantes venezolanos que atraviesan Honduras en su ruta hacia Estados Unidos. Conmovidos por la convocatoria, decidieron unirse y pedir también por sus propias naciones.

Mensajes de líderes religiosos
La caminata dejó un rastro de prédicas y mensajes cargados de fe y esperanza. El arzobispo José Vicente Nácher reflexionó que la iglesia está en busca de la paz.
“La paz de la que él habla y explica él mismo en la última cena no es como la da el mundo, sino como Dios la da. Ciertamente, frente a quienes se conforman con una mediocridad cómplice, el evangelio nos llama a tomar partido por el bien, la justicia, la verdad y el perdón”, dijo.
Agregó que, aunque la «cizaña» trate de confundir, el trigo debe cuidarse y cuidar las otras espigas conscientes de que, quien sembró será un día el que cosechará.

Mensaje
Por su parte, el pastor Gerardo Irías, quien llegó con chaleco antibalas tras recibir amenazas, declaró conmovido que lo registrado fue en busca de bien común para Honduras.
“Dios ha sido bueno y el pueblo de Honduras le dice a Cristo que lo ama. Ha sido histórico. No pensamos en partidos políticos, sino en Honduras”, indicó.

Mientras que el pastor Mario Banegas, quien denunció recibir amenazas de muerte, manifestó que con la marcha se demostró que el pueblo quiere justicia y democracia.
“Si dos personas se ponen de acuerdo, Dios escucha. Logramos cosas grandes por nuestra gente”, apuntó.

Elecciones
El arzobispo Michael Lenihan, de la Arquidiócesis de San Pedro Sula, señaló que se debe orar para que haya elecciones en paz.
“Oremos, no nos cansemos de orar por la paz, la democracia. Tenemos que trabajar por tener una Honduras con más dignidad, más bella, con oportunidades para todos, buenas escuelas, buenos hospitales”, manifestó.
Agregó que “todos tenemos un corazón, amamos a Honduras, por la patria. Todos tenemos que orar y trabajar por la democracia, paz y por los políticos y las elecciones”.

Por su parte, el pastor Ángel Andrade, de SPS, vicepresidente de la confraternidad evangélica, dijo que las iglesias no están para señalar gobierno ni para impulsar candidatos, sino buscar la paz para los hondureños.
“La caminata por la paz, eso significa que no motivamos a otra cosa. La Iglesia nunca será un bastión para señalar a un gobierno ni para servir de escalera a ningún candidato político”, dijo.
Continuó señalando que “la iglesia tiene un propósito, orar, para que Honduras el 30 de noviembre sea una fiesta cívica y podamos verdaderamente elegir a las autoridades que llevarán el destino de nuestra nación”.
El respaldo del Vaticano
La jornada no pasó desapercibida a nivel internacional. El Vaticano, a través de Vatican News, reconoció y destacó la participación masiva de fieles católicos y evangélicos, calificándola como una muestra de civismo y fervor religioso.
Bajo el lema bíblico: “Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que trae buenas noticias de paz y salvación” (Is 52,7). La Santa Sede subrayó que la movilización envió un mensaje contundente de unidad y fe en un país marcado por la polarización.
Datos oficiales y cuestionamientos
Aunque no hubo un conteo oficial de parte de los organizadores, la Secretaría de Seguridad aseguró que fueron 40,000 personas las que participaron en las 55 ciudades. Sin embargo, esa cifra fue duramente cuestionada por políticos y analistas, quienes acusaron a las autoridades de querer minimizar la magnitud del evento.
Y es que solo en la capital hondureña y la ciudad industrial el número superaba con creces los 15 mil y 10 mil personas, respectivamente, que maneja la Secretaría de Seguridad.

El diputado del PSH, Carlos Umaña, ironizó al ver las cifras de Seguridad: “me imagino que esta cuenta del ministro fue hackeada, porque los números no tienen sentido. Basta ver los bulevares llenos en 55 ciudades”.
El analista Marvin Ponce fue más tajante y dijo que “la Policía ni contar sabe. Lo de ayer fue un símbolo de miedo y debilidad del gobierno. La gente marchó en silencio diciendo: no hay nada más que hablar, queremos elecciones limpias”.
Reflexión de políticos
Aunque la caminata se presentó como estrictamente espiritual y sin vínculos partidistas, varios líderes políticos reaccionaron.
El diputado liberal Jorge Cálix expresó que “lo que sucedió no tiene precedentes. Estas manifestaciones pacíficas, concurridas y simultáneas en varias ciudades de Honduras, tienen como objetivo alzar la voz por un país en paz y donde prevalezca la democracia”.

Por su parte, el candidato a alcalde del Distrito Central por el Partido Nacional, Juan Diego Zelaya, dijo que “Honduras habló fuerte y claro: Dios, paz, libertad y democracia”.
En ese sentido, dijo que “los políticos debemos abrir los ojos, escuchar, reflexionar y hacer un reseteo profundo de nosotros mismos, para respaldar con acciones ese sentimiento de cambio que el pueblo clama en las calles”.

Llamado
Desde San Pedro Sula, el diputado y candidato por el Partido Nacional a la alcaldía, Junior Burbara, afirmó que los hondureños mostraron el descontento por “el gobierno y hacia donde se dirige. El llamado es claro, queremos elecciones limpias y transparentes”.

De su lado, el jefe de bancada nacionalista, Tomás Zambrano, calificó la jornada como “apoteósica e histórica”.
“Quedó demostrado que eso es un hecho en nuestra nación, miles y miles de hondureños a lo largo y ancho de nuestra tierra marcharon por La Paz y Democracia. Seguros estamos, las oraciones fueron escuchadas; una nueva Honduras se levanta”, expresó.
Reflexión
El politólogo Héctor Soto explicó que la jornada dejó ver “el peso de una sociedad hondureña que quiere salir a expresarse”. Además, subrayó que, a diferencia de épocas anteriores, las iglesias no permitieron que la movilización fuera instrumentalizada con fines partidarios.
“Lo que vimos fue un intento de algunos políticos de acercarse a la marcha para ganar votos, pero las iglesias lanzaron un mensaje enfático para que no se politizara. Existía la percepción de que esta marcha iba a debilitar a Libre y fortalecer al bipartidismo, pero no hizo ninguna de las dos cosas”, detalló Soto.
El analista recordó que, en crisis pasadas, como la reelección de Juan Orlando Hernández, las iglesias guardaron silencio, mientras que ahora decidieron tomar un papel más visible.
“Es un punto de reflexión. Antes callaron y ahora alzan la voz en defensa de la democracia. Eso habla de la importancia que tienen (las iglesias) para los hondureños”, añadió.

Antesala de las elecciones
Por su parte, Héctor Pérez, también analista político, consideró que la movilización envió un mensaje dentro y fuera del país.
“El pueblo hondureño quiere democracia, quiere que se fortalezcan la economía y el empleo. El mensaje es claro, no le entregarán el país a un partido en específico, sino que buscarán fortalecer la democracia mediante el voto masivo”, manifestó.

En tanto, el consultor político Jorge Yllescas subrayó que, si bien algunos sectores intentaron politizar la marcha, el objetivo principal fue resaltar un mensaje de paz.
“Hoy Honduras está en el ojo de Centroamérica, Sudamérica y Europa, por las posturas de algunos funcionarios en favor de Maduro. Sin embargo, el 25% de los hondureños está decepcionado de los políticos tradicionales y la juventud se muestra indecisa”.

El comunicado final: unidad y esperanza
Al finalizar la jornada en Tegucigalpa, el arzobispo Nácher y el pastor Irías leyeron un mensaje conjunto, frente a miles de personas que se aglomeraron en las afueras del Estados Nacional de Tegucigalpa.
“Toda Honduras ha visto que sí es posible caminar juntos. Queremos dar un mensaje de esperanza a todos los hondureños”, indica el comunicado.
El documento exhortó a los candidatos a cargos de elección popular a promover el diálogo, la transparencia y el bien común. “Bienaventurados los que caminan juntos por Honduras. ¡Viva Honduras, viva Jesucristo!”, concluyó.
La Caminata de Oración por la Paz y la Democracia quedará marcada como una de las manifestaciones más grandes en la historia reciente del país. Más allá de los números y las discrepancias políticas, el evento demostró que la fe puede unir a católicos, evangélicos y ciudadanos sin afiliación religiosa bajo un mismo propósito: orar por un futuro mejor para el país.