Redacción. El Vaticano aprobó nuevas directrices de los obispos italianos que permiten a los hombres homosexuales entrar en los seminarios siempre que se abstengan de tener relaciones sexuales. Se trata un ajuste inesperado de la forma en que la Iglesia católica mundial considera a los posibles futuros sacerdotes.
Aunque el Vaticano no había prohibido explícitamente a los homosexuales acceder al sacerdocio en el pasado, una instrucción anterior de 2016 había dicho que los seminarios no pueden admitir a hombres que tengan “tendencias homosexuales profundamente arraigadas”.
Las nuevas directrices, se publicaron en el sitio web de la conferencia episcopal italiana el pasado jueves. En ella se dice que que los directores de los seminarios deben considerar las orientaciones sexuales de un candidato al sacerdocio. Sin embargo, sólo como un aspecto de su personalidad.
“Al referirse a las tendencias homosexuales en el proceso de formación, también es apropiado no reducir el discernimiento sólo a este aspecto, sino (…) comprender su significado dentro del marco completo de la personalidad del joven”, afirman las directrices.
Polémica
Los obispos italianos declararon haber aprobado el documento en noviembre. El texto va acompañado de una nota de la oficina del clero del Vaticano. La institución confirma que las directrices son efectivas durante un periodo de prueba de tres años.
El papa Francisco, líder de la Iglesia católica desde 2013, ha adoptado un enfoque más acogedor hacia la comunidad LGBTQ+. Asimismo, ha permitido a los sacerdotes bendecir a parejas del mismo sexo caso por caso.
Pero la admisión de homosexuales en el sacerdocio sigue siendo un tema tabú. Los sacerdotes homosexuales a menudo expresan temor a hablar de su sexualidad.
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Francisco aprobó la instrucción vaticana de 2016, que es en gran medida una actualización de un documento anterior que emitió el papa Benedicto XVI en 2005.
El Papa ha pedido una cuidadosa selección de los candidatos a seminaristas y en el pasado ha advertido con dureza a los sacerdotes que mantienen relaciones sexuales que abandonen el sacerdocio.
Entre las nuevas directrices figuran también que los admitidos nunca se hayan visto implicados en casos de abusos, que se pueda recurrir a la psicología y, en ciertos casos, a la psicoterapia. También se permitirá que las mujeres intervengan en la formación de los futuros sacerdotes.